La aparición de una barbacana en las obras de construcción del carril-bici en la ronda del Marrubial de la capital cordobesa conllevó hace ya más de un año no solo el modificado de aquel proyecto, sino la protección de unos restos arqueológicos cuyos interés fue calificado de «enorme» por parte de los técnicos de la Gerencia Municipal de Urbanismo.

Hoy, un año después, la barbacana del Marrubial es la mayor parte de la semana desgraciadamente una enorme papelera, donde los más incívicos arrojan papeles, botellas, latas, colillas y todo tipo de basuras al interior de su perímetro.

Los esfuerzos de Sadeco por mantener en condiciones el recinto --que se encuentra perimetrado por una valla de metacrilato, que permite ver los restos sin que puedan ser invadidos-- parecen no ser suficientes ante el incivismo. La dificultad del acceso a la barbacana impide que ésta se encuentre en la ruta de limpieza habitual de los empleados de Sadeco, de modo que no puede limpiarse a diario, sino solo cada cierto tiempo, informan fuentes de la empresa de limpieza de Córdoba. Ayer lo hicieron.

Por normativa, el descubrimiento de una construcción fortificada histórica como la de la barbacana del Marrubial obliga a su conservación integral y puesta en valor, algo que no parecen entender quienes arrojan basura a estas piedras con siglos de historia.

Para el consuelo de muchos, el mejorable cuidado del patrimonio no es algo exclusivo de los cordobeses. Ayer mismo concluyó en la capital sevillana la limpieza de la muralla de la Macarena, de donde los servicios de limpieza municipales, la empresa Lipasan, han retirado 3.000 kilos de basura. Ahí es nada.

La muralla del Marrubial, en su configuración actual, corresponde a época cristiana bajomedieva, y está datada entre los siglos XIII y XV, incluyendo la barbacana. Sin embargo, los cimientos son islámicos y tienen su origen entre el siglo XI y el XII.