La asamblea general que celebrará hoy la Asociación de Empresas Fabricantes y de Servicios de Córdoba (Asfaco) pondrá fin a los 12 años en los que ha estado al frente de la organización el empresario Miguel Ángel Tamarit Campuzano (Écija, 1950), que dará paso a un nuevo presidente de un colectivo cuyos asociados facturan alrededor de 3.000 millones de euros (antes de la crisis llegaron a alcanzar los 4.500), que da empleo a unos tres mil trabajadores y que integra a cerca de 50 empresas. Tamarit ha vivido durante sus tres mandatos la última crisis económica, que «provocó la desaparición de un 10% de sus asociados», pero también la salida de este «complicado periodo». Hace dos años, Asfaco celebró el 40 aniversario de su constitución (comenzó su andadura en 1977). Hoy, Asfaco tiene entre sus asociados a ABB, Enresa, IBP Atcosa, Iberdrola, Pegasus Aero Group (antigua Faasa), Magtel o Jicar, entre otras. Tamarit analiza en esta entrevista la evolución de la asociación, pero también la situación económica de Córdoba, los problemas que afectan a las empresas y lo que piden a las distintas administraciones. Tamarit, que es un empresario que llegó a la antigua Faasa cuando tenía 24 años como piloto y ha cumplido 45 años al frente de la firma aeronáutica cordobesa, pide a las instituciones un mayor respaldo de los políticos a la actividad que llevan a cabo las empresas.

-¿Qué balance hace de su etapa al frente de Asfaco que hoy culmina?

-He estado 12 años, en tres mandatos, en la presidencia de Asfaco. Para mí ha sido una satisfacción presidir esta asociación. En esos 12 años, con ayuda de mi directiva y de la sociedad cordobesa, la hemos sacado de un letargo y le hemos dado visibilidad y eficiencia.

-¿En que situación se encontraba la asociación cuando llegó al cargo?

-Cuando entré en el año 2007 había unos 40 asociados. Llegamos casi a duplicar el número, pero con la crisis y la absorción de unas empresas por otras se produjo un descenso. En la actualidad estamos cerca de 50 empresas que facturan alrededor de 3.000 millones de euros y dan empleo a más de 3.000 trabajadores. En Asfaco se encuentran las grandes empresas que tienen actividad en Córdoba, como Enresa, Prasa, Caja Rural, Pegasus, etcétera.

-¿Qué tipo de acciones suele emprender Asfaco?

-Prestamos servicios a nuestros asociados y desarrollamos actividades de cara a la sociedad cordobesa. Organizamos ciclos de conferencias, como el Foro de Economía y Sociedad, prestamos servicios a nuestros asociados, además de promover jornadas técnicas.

-¿Cómo afectó a las grandes empresas que se encontraban en Asfaco la última crisis económica?

-Inicié mi periodo en el año 2007, por lo que me tocó de lleno toda la crisis. Alrededor del 10% de las empresas desapareció y el resto pudimos mantener el tipo, aunque hubo quien sufrió mucho. La debacle no fue tan tremenda entre nuestros asociados como sucedió en el resto del sector empresarial.

-¿Qué le ha preocupado más durante este periodo al frente de Asfaco?

-Córdoba tiene proyección, una base sólida, pero no sabemos verlo desde dentro y valorar lo que tenemos. Por ejemplo, vemos la Mezquita-Catedral, pasamos por delante y no se le reconoce el inmenso valor que tiene, lo que sí se valora fuera. Debemos apreciar lo que tenemos, nuestras potencialidades. Hay que creerse más lo que somos, la importancia de nuestro patrimonio histórico, la riqueza de nuestra industria agroalimentaria, el potencial, por ejemplo, de la industria aeronáutica... Tenemos que creernos esto y saber venderlo ante los demás.

-¿Cómo ve la situación de Córdoba, qué hay que reforzar para crecer más?

-Me gusta ver siempre a Córdoba con esperanza. Debemos evitar el desánimo, poner nuestro listón más alto, ser más ambiciosos y extraer más rentabilidad, idear cosas nuevas, renovarnos.

-¿Qué necesita la empresa cordobesa para crecer y crear empleo?

-Estamos faltos de más industrias, como sucede en el resto de Andalucía. Para ello debemos ser atractivos para la industria, facilitar el suelo para la implantación de empresas porque tenemos una situación estratégica magnífica. Hay un buen desarrollo de infraestructuras, aunque aún no esté finalizado el Centro de Convenciones y Ferias del Parque Joyero. La empresa busca siempre que haya suelo para implantarse. Además, debemos salir más fuera, participar en ferias comerciales. Hay que internacionalizar aún más la empresa cordobesa porque la economía es global y no podemos quedarnos en los mercados locales.

-¿Cómo analiza el cambio de gobierno que se ha producido en Andalucía y en Córdoba? ¿Qué espera?

-El cambio de ciclo político afecta, pero, siempre digo lo mismo, no pueden hacer más de lo que hacen, que es crear el marco legal en el que nos movemos. Sí pueden ser ágiles en las autorizaciones y también no aprobar más normas de las debidas que dificulten la actividad. No queremos subvenciones, queremos que nos dejen trabajar. Pienso que todo cambio es bueno, aunque no porque venga la derecha va a ser más favorable a la empresa, hay muchos condicionantes que inciden. Los cambios son higiénicos y tenemos la ilusión de que, si son nuevos, hagan más cosas.

-¿Está valorado suficientemente el tejido empresarial por el poder político?

-Las empresas no se valoran suficientemente por el poder político. La economía la mueven las empresas, los empresarios, los trabajadores o colaboradores de la empresa, que es como me gusta llamar al trabajador, con su trabajo, y hay que apoyarlos.

-Por cierto, el año pasado hizo unas declaraciones sobre la actividad laboral de Cádiz. ¿Ha sido esa una de sus peores experiencias?

-Fue un chiste malo, por mi afán de poner bien a Córdoba. No quería ofender a nadie. Lamenté mucho que se entendiera mal.

-¿Qué espera en la nueva etapa de Asfaco que se inicia a partir de hoy con la elección del nuevo presidente y la nueva junta directiva?

-No me gusta dar consejos a nadie. Pienso que en un mandato electo los cargos no pueden ser vitalicios. He estado 12 años al frente de Asfaco, que es un periodo que está bien. Deseo que venga lo mejor para la asociación. No estará en la junta directiva, pero seguiré como empresa en Asfaco y haremos lo que podamos para seguir mejorando la situación de las empresas. Las instituciones no somos las personas, sino que estas están por encima de ellas. Asfaco va a sobrevivir muchos años, después de más de cuatro décadas de existencia trabajando por las empresas.