La digitalización del medio rural puede cambiar por completo el concepto de la agricultura actual. Para el director de Agroalimentaria de Interempresas, David Pozo, participante en el foro, la única dirección posible de la agricultura es la digitalización, «sí o sí», con dos retos fundamentales, la sostenibilidad y los resultados económicos. Para ello, es necesario el big data de la agricultura, un sistema con los datos de miles de agricultores, que recoja millones de datos de una misma explotación y que a través del software necesario facilite la toma de decisiones. El agricultor, en un futuro cercano, tendrá que poseer estos sistemas de sensores para después interpretar los datos.

Esto supondrá un coste añadido a la producción, que recuperará, según Pozo, ahorrando en fertilizantes, fitosanitarios y combustible. Se trata de una inversión y de una nueva forma de entender la agricultura, que en algunos cultivos tardará más tiempo en implantarse, y en otros menos, pero siguiendo una premisa, cuanto más grande sea la extensión, más rápida llegará la digitalización.

Un sector que está digitalizado es el olivar intensivo y superintensivo, aunque el tradicional tendrá que hacerlo, lo que obligará a transformarse al pequeño olivarero, de una sola manera, con extensiones más grandes, por lo que solo las grandes superficies serán las que puedan invertir más en este tipo de sistemas para ser más rentables.