Esta es la historia de un joven migrante que llegó solo siendo un niño a España y que ayer relató él mismo en el 4º Congreso Córdoba, Ciudad de Encuentro y Diálogo sobre Migración y Migrantes: «Me llamo Arthur y soy de Camerún. Mi padre y mi madre se separaron cuando tenía 5 años y mi madre nos llevó a mis 6 hermanos a un pueblo. Allí no había nada, ni comida, yo quería estudiar. Con 9 años, me fui, no podía soportarlo más. No dije nada a nadie. Estuve en la calle, ahí conocí lo mejor y lo peor, y a dos amigos. Con ellos decidí salir de Camerún. En ese momento, no podía ni soñar que llegaría a España, pero antes de volver a Camerún, mejor me moría. Llegamos a Nigeria sin dinero, ni comida y allí empezó el camino del infierno. En el desierto, si no tienes dinero, solo puedes andar, así que andamos durante días sin rumbo, levantábamos la arena y para donde caía, allí íbamos. Cuando cayó el primero, pensamos que no saldríamos de allí. Luego cayó el segundo. A mí me encontraron unas personas en el desierto y me llevaron a un hospital. Al salir pensé que seguiría por ellos. En Marruecos estuve días solo en el bosque, salía por la noche a buscar comida en la basura, hasta que conseguí cruzar al otro lado por la valla de Ceuta, con heridas por todo el cuerpo. El 23 de abril del 2016. Estuve 5 meses y 2 semanas en el centro de internamiento y luego me echaron. Una familia me encontró en Madrid en la calle enfermo y me acogió. Hoy son más que mis padres».