La tasa de desempleo de las personas que presentan algún tipo de discapacidad en Andalucía, aunque se ha reducido en los últimos años, sigue rondando entre el 30% y el 40%, y en el apartado concreto de la discapacidad intelectual ese porcentaje llega hasta el 70% y en algunos ámbitos al 90%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y de Aprosub. Sin embargo, existen asociaciones, empresas y entidades que luchan a diario por reducir esos índices y para tratar de ofrecer oportunidades a personas con discapacidad, a aspirantes a un empleo válidos para hacer muchas funciones y percibir un salario por ello, como cualquier otro trabajador.

David González Mata, un joven de 32 años con discapacidad intelectual, se incorporó a Magtel, en su planta del polígono de Las Quemadas, para realizar prácticas de mozo de almacén, a través de Aprosub, prácticas que con el tiempo se han convertido en un contrato laboral similar al de sus compañeros, que no tienen certificada discapacidad alguna. Desde esta empresa apuntan que «David es un ejemplo para nuestra empresa por su profesionalidad y sentido de la responsabilidad y esperamos contar con él durante mucho tiempo. Nuestro compromiso es firme con la inclusión social de los colectivos con mayores dificultades para acceder a un puesto de trabajo (personas con discapacidad, en riesgo de exclusión social u otras circunstancias)».

En el almacén de Magtel David realiza el recuento de productos, controla las mercancías del almacén, los pedidos, albaranes, apila cajas. También trabaja con bases de datos de distintos programas informáticos, como cualquier empleado. «Me levanto todos los días con muchas ganas de ir a trabajar. Voy a Córdoba con varios trabajadores de mi pueblo, Fernán Núñez, que tienen su puesto de trabajo también aquí, y estoy muy contento. Para mí tener un empleo es muy importante porque, aunque vivo con mi padre, quiero tener una autonomía y una independencia económica», señala David.

«Del dinero que voy ganando ahorro lo que puedo, y además de trabajar por las mañanas, por las tardes me estoy preparando unas oposiciones para auxiliar administrativo y celador del Servicio Andaluz de Salud, más otras de ordenanza del Estado», cuenta. Este joven posee el graduado en ESO, el título de técnico de grado medio de jardinería y ha hecho cursos de ofimática y de secretariado. Antes de trabajar para Magtel, David lo hizo un tiempo para la ONCE y en Faisem. «Todas las personas, con discapacidad o no, merecemos una oportunidad laboral», reclama.

Más oportunidades

Álvaro Castellanos, responsable del servicio de empleo con apoyos de Aprosub, precisa que «después de que David realizara prácticas en el almacén de Magtel la empresa decidió hacerle contrato, haciendo similar función y pagándole el mismo salario que a sus compañeros. Desde Aprosub venimos periódicamente para supervisar que se desenvuelve bien en su trabajo y nos consta que la empresa está contenta con él». Castellanos hace una llamada para que más empresas sigan el ejemplo de Magtel para continuar abriendo caminos para reducir la alta tasa de paro que existe entre las personas con discapacidad intelectual, pues, con unos determinados apoyos, pueden demostrar lo válidas que son. En esta línea, Aprosub presta su colaboración para hacer más fáciles los trámites para materializar estos empleos, que ahora mismo son posibles en el caso de David y de otros trabajadores con discapacidad en Baena, Montilla o Castro del Río.

En los últimos cinco años, más de 1.000 personas han participado en los programas de inserción que desarrollan Magtel y su fundación, contribuyendo a que muchas de ellas sean contratadas al acabar su periodo de capacitación, añade esta empresa.