Los tomates de la huerta de Alcolea son de los más cotizados en la provincia por su extraordinaria calidad y sabor. Pero, no se equivoquen: «Los tomates de Alcolea no son rosas, son rojos», a pesar de que en muchas ocasiones se venden como tales.

Así lo explica Antonio Carmona, un licenciado en Económicas que se hizo cargo de la huerta de su padre, Cristóbal, cuando éste se jubiló y que coincidió con un momento de difícil acceso al mercado laboral por la crisis económica.

Antonio cuenta con más de una hectárea de terreno de huerta que cultiva a lo largo de todo el año y en la que los tomates ocupan buena parte de la plantación.

Produce unos 12.000 kilos al año, pero solo unos 500 kilos llegan a la ciudad de Córdoba o a otros puntos de la provincia. Y es que «para comer tomates de Alcolea hay que venir a Alcolea», porque casi toda su producción se vende en este barrio.

Antonio pone de manifiesto que «los tomates autóctonos de Alcolea están especialmente buenos, aunque no sé si será por la tierra o por el ecosistema que hay aquí».

De hecho, señala, tiene clientes habituales de fuera que se acercan al barrio una vez a la semana para llevarse a casa su producto estrella.

Además, subraya, las huertas que hay por la zona «ya son todos chalets», por lo que huerta de grandes dimensiones dedicada a la plantación «solo está la mía».

Junto a los tomates de Alcolea cultiva otras variedades y sus productos son siempre de temporada, ya que no cuenta con invernaderos que puedan distribuir la cosecha a lo largo de los distintos meses del año.

Antonio lleva sus cultivos solo, aunque su padre y su madre le siguen echando una mano de vez en cuando, «porque esto ha sido su vida».