Lola Guerrera llegó al mundo del arte floral casi por casualidad. Artista plástica cordobesa, afincada en Madrid, lleva años dedicada al arte contemporáneo. Aunque dio sus primeros pasos en el mundo de la fotografía, según relata, «haciendo instalaciones que luego fotografiaba», sus montajes empezaron a sonar y con ello las peticiones de creaciones cada vez más grandes. Hubo un momento clave en el que decidió innovar y utilizar flores y naturaleza muerta como materia prima de sus obras, un camino que la ha llevado directamente a Flora.

-El arte floral tiene sus secretos. ¿Ha tenido que aprender botánica?

-Al trabajar con flores, empezó a interesarme la botánica, tanto la local de las zonas a las que acudía para intervenir, como la botánica en general y eso me ha servido como puente entre el arte plástico y las flores.

-¿Cómo se ha formado en esta materia?

-Los artistas florales tienen formación específica porque hay escuelas de arte floral en todo el mundo y son especialistas en el arreglo de la flor. Yo soy muy autodidacta y he trabajado de forma intuitiva. Para mí, la Naturaleza es como mi paleta, que yo reordeno por colores y por textura. Ese fue mi interés por las flores en una fase inicial. Para participar en un festival de arte floral, me he interesado más por las técnicas propias de esta disciplina. Cómo debo preparar la flor, cómo hidratarla, cómo colocarla en los materiales, cómo pincharla para que dé sensación de nacimiento y cómo mantenerla.

-¿Qué tipo de flores secas, sus favoritas, usará en Flora?

-Este verano hicimos un llamamiento a través de las redes para que los vecinos de Córdoba que quisieran recogieran de sus patios flores y las guardaran en una caja: jazmines, geranios, hojas de parra, buganvilla. Mucha gente me ha entregado lo que ha recolectado y lo usaré en una parte importante de la instalación. Además, he ido recogiendo en verano del campo avena, cardos borriqueros y todo tipo de vegetación salvaje. Pero estamos en un festival de flor viva, así que no todo será eso.

-¿Recolecta flores usted misma?

-Sí, yo siempre viajo con unas tijeras de podar, un saco y unos guantes y si veo un campo de cardos me paro. El cardo es una planta muy agresiva, pero a mí me parece súper bella y con una connotación interesante, ya que crece pase lo que pase, para mí representa una planta guerrera.

-El concurso obliga a diseñar un plan de mantenimiento de la instalación, para que dure 10 días. ¿Cómo se hace eso?

-Eso será lo más difícil para mí, según lo veo en este momento. Será todo un reto aunque hay un equipo que repone plantas en función de su durabilidad, otra parte deberá poder mantenerse.

-¿Cuatro días para un montaje de este tipo es suficiente?

-Es muy poco. La pieza más grande que he hecho hasta ahora tiene 5 metros de diámetro y tardé en montarla dos semanas subida a un andamio. Ahora tengo que construir en cuatro días desde cero una obra muy grande, que ocupará el patio del Palacio de Orive.

-Cuando le dijeron que el tema era el juego, ¿qué le vino a la cabeza?

-Pues me complicó mucho mentalmente. Tenía una idea, un concepto que quería desarrollar muy alejado de ese tema. Sin embargo, una vez te pones a pensar y a ejercitar la creatividad te llega algo y al final ha sido muy bonito el tema porque me permitirá hacer una obra más participativa, no solo contemplativa.