Una mujer se enfrenta a una condena de nueve años de cárcel por haber tenido encerrada a una tía suya, de 88 años en el momento de los hechos, en una habitación durante dos años sin ofrecerle las atenciones mínimas. Según se recoge en la calificación de la Fiscalía, la víctima se fue a vivir son su sobrina en enero del 2011, desde esa fecha «la inculpada acomodó a (su tía) en una habitación de la vivienda, sin permitirle salir de la misma». La estancia estaba cerrada con llave y ni siquiera podía salir para hacer sus necesidades, «de forma que aquella se veía compelida a hacer las mismas dentro de su propia habitación, esparciendo las heces y los orines por el suelo».

Además, se indica que «la acusada sometió a su tía a condiciones de vida deplorables, proporcionándole escasa alimentación, habitualmente las sobras de lo que ella y su esposo consumían».

El escrito del fiscal recoge que tampoco le facilitaba ropa de cama de abrigo, «y no cambiando ni lavando las sábanas y demás ajuar, obligándole a salir al patio de la vivienda con el fin de asearla, lo cual hacía regándola con una manguera de goma, dejándola desnuda hasta que se secaba». Durante ese tiempo «no le fue proporcionado ningún cuidado médico». Esta situación fue advertida por la Unidad de Trabajo Social en noviembre del 2012, momento en el que se procedió a trasladar a la víctima a una residencia.

Estos hechos, a juicio del Ministerio Fiscal, son constitutivos de un delito de detención ilegal, por el que se le piden 7 años de prisión, y otro contra la integridad moral, que se debería penar, según se recoge en la calificación, con 2 años de cárcel.