Después de las vacaciones, el Ecomercado regresa este sábado, como todos los primeros sábados de mes, al Bulevar de Gran Capitán. Esta ubicación céntrica, en la que lleva desde el mes de enero, le ha reportado mucho más público del que tenían en el entorno de la Calahorra, a donde se trasladaron a su ves desde Modo (la Pérgola). El presidente del Ecomercado, Roberto Ballesteros, ha asegurado hoy que este cambio de ubicación se ha notado "muchísimo" tanto en venta directa, como en la afluencia de público que asiste a las actividades complementarias al mercado (la de este fin de semana será trueque de libros). "El traslado no ha sido simple, ni fácil, porque Gran Capitán es un lugar muy demandado", comenta Ballesteros quien espera consolidar el mercado, antes de tratar de abrir más días al mes. En este sentido, el Ayuntamiento trabaja para la firma de un convenio con estos agricultores y productores para que la ubicación del mercado no dependa de la voluntad política, y quede fijado para siempre, según ha explicado la concejala de Medio Ambiente, Amparo Pernichi.

El Ecomercado funciona desde 2015 y actualmente son 17 organizaciones, que abarcan toda la producción y distribución ecológica de Córdoba y provincia, las que lo integran. Su presidente, que hoy ha ofrecido una rueda de prensa junto a la concejala Pernichi y a Helena Saracho, una de las productoras, ha explicado que el Ecomercado pretende acercar a los consumidores los productos, acabando con los múltiples intermediarios que hay en las redes habituales de consumo entre el agricultor o productor y el consumidor. Además, el Ecomercado tiene una dimensión de sensibilización de la población, para que la gente sepa que hay otros canales de consumo, y otra, que permite oponerse "a algunos hábitos de consumo que no son sostenibles ni saludables", explica Roberto Ballesteros.

Helena Saracho redunda en la importancia de esa doble dimensión y en el fomento de la venta directa y los canales cortos de canalización. Asimismo, recuerda que en el Ecomercado de Córdoba hay total transparencia sobre el origen del producto, cómo son cultivados y quiénes son las personas que los hacen. Otra gran ventaja es la amplia variedad de productos que se venden como aceite, pan, café, té, productos frescos como frutas y verduras, mieles, mermeladas, setas o zumos.