Los barrios de la Magdalena y Santiago, separados por la calle Frías, comparten parte de su historia. Ambos se formaron como collación en el siglo XIII por orden de Fernando III y ambos fueron el lugar elegido por grandes casas señoriales para levantar sus palacetes, muchos de los cuales aún se mantienen en pie, aunque con otros usos.

En la Magdalena se establecieron algunas de estas casas, entre ellas las de la familia Muñiz de Godoy, un antiguo linaje que participó en la conquista de Córdoba y que dio nombre a una de las principales calles del barrio. Su antigua residencia, construida en el siglo XV, pasó a formar parte de la familia Díaz de Morales, a quienes perteneció hasta el siglo XIX y que fue la responsable de las reformas que experimentó el palacete. En esta vivienda vivió el último de los Caballeros Veinticuatros de la ciudad, Rafael Díaz de Morales y Bernuy, que falleció el 16 febrero de 1876, según la estadística necrológica publicada en Ilustración Española y Americana en enero de 1877. Hoy ese palacio es un colegio público, el San Lorenzo.

En Santiago hay otra gran casa convertida en centro educativo. En la plaza de Valdelasgranas, donde se encuentra el CEIP Caballeros de Santiago, comenzó a construirse en el siglo XIV una casa solariega de estilo mudéjar que se convirtió en la casa de los Caballeros de la orden militar y religiosa de Santiago, encargada de proteger los territorios cristianos de los musulmanes y dar cobijo a los peregrinos que hacían el camino, en este caso el mozárabe, que discurre por Córdoba.

La casa, según recoge el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, pasó a manos civiles, entre ellos a los condes de Valdelagrana, y después, «hasta 1960, fue casa de vecinos» para después «convertirse en colegio público, tras la gran obra de restauración de Víctor Escribano Ucelay».

Esta orden fue también la responsable de construir en el siglo XIII un templo gótico-mudéjar en honor a su patrón. Lo hizo sobre una antigua mezquita y dejó para la posteridad la iglesia de Santiago.

No muy lejos de allí, detrás del templo y junto al río, en el Paseo de la Ribera, se levantaría en el siglo XVIII la ermita de los Santos Mártires en el mismo lugar en el que hubo un convento donde, según la tradición, se encontraron los restos de los mártires de Córdoba.

Pero hay un tercer palacio convertido en lugar de conocimiento: el del marqués de Benamejí, actual sede de la Escuela de Artes y Oficios Dionisio Ortiz.

No muy lejos de allí, en las Siete Revueltas, se encuentra la Casa de las Campanas, la casa «solariega de uno de los mayorazgos que poseía el duque de Alba» que como explica Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba, fue restaurada en el siglo XIX por uno de sus propietarios, el arquitecto Amadeo Rodríguez, autor del proyecto de construcción del Gran Teatro de Córdoba.