El juicio contra la expresidenta de la Unión de Mujeres Empresarias de Córdoba (UMEC), María Fernández Pino, y la exsecretaria general, María Auxiliadora Figueras, por apropiación indebida ha celebrado hoy una nueva sesión con la declaración de los testigos. Francisca Urbano Cuesta, la que fuera durante un corto periodo de tiempo también presidenta de la entidad, ha sido la primera en declarar y ha asegurado que cuando ella ocupó el cargo se dio cuenta de que "en la UMEC no había libros de contabilidad de ningún tipo" y que, aunque solicitó información al respecto, no se le proporcionaron las cuentas. Según su testimonio, empezó a sospechar cuando una de las asociadas se dirigió a ella para preguntarle si tenía que darle parte de su sueldo como había hecho antes con la presidenta anterior, María Fernández Pino.

Urbano ha asegurado que "la única contabilidad que aparecía en los ordenadores de la UMEC" era la de la empresa de Pino y que ella utilizaba la Unión de Mujeres Empresarias como "su negocio". Tras asegurar que la única fuente de financiación de la UMEC eran "las subvenciones que recibían de las administraciones públicas", ya que "hasta que yo entré nunca se cobraron las cuotas de las asociadas", ha explicado que cuando tomó posesión del cargo y viendo la situación que había decidió convocar una junta directiva para encargar una auditoría interna.

Urbano ha asegurado que ella nunca cobró dietas, a diferencia de María Fernández Pino, que cobraba 2.000 euros por este concepto y ha negado que la junta directiva autorizara, entre otros gastos, un crucero por el Mediterráneo que hicieron Pino y Figueras.

En relación con la exsecretaria general de la entidad, Urbano la ha exculpado señalando que dimitió porque tenía problemas con la presidenta.

Según ha podido saber este periódico, tres de las empresarias que habían presentado acusación contra María Fernández Pino han presentado un escrito renunciando a ella. En concreto, Basilia del Río, María de Gracia Lucena y María Dolores Angradema.