Francisca Llamas Pérez, una mujer de 75 años que reside en el número 19 de la calle Creta, en el barrio de Fray Albino, se vio obligada ayer a dejar su casa, y, con ella, parte de su vida, ante el riesgo de derrumbe por la aparición de grietas. A las 13.45 horas, y avisados por la Policía Local, los bomberos acudieron allí para inspeccionar el inmueble, ordenando a Francisca que saliera cuanto antes y buscara otro alojamiento. Los bomberos le han dado permiso para recoger sus pertenencias.

«Oí cómo crujía todo», relata Francisca rememorando la madrugada de insomnio que había pasado con los lamentos de la casa metidos en su sien. A las seis de la mañana percibió cómo la vivienda se movía y se asustó, pero siguió allí, sola con sus recuerdos. La casa tiene grietas desde hace tiempo, «unas rayitas que han ido a más», afirma, «tanto que esta mañana -por ayer- me he asustado y he llamado a la Policía». Paredes, techo y suelo, que presenta desniveles, están rajados. Francisca cree que la casa se ha resentido tras el derribo de otra vivienda colindante y al filtrarse agua de las tuberías. «Un arquitecto ha venido y dice que le quedan tres días a la casa para caerse», señala mientras recoge, con gran pesar, sus pertenencias junto a familiares con los que se irá a vivir.

Llueve sobre mojado en Fray Albino, donde en el 2005 el Ayuntamiento contabilizó 700 casas con grietas, en las que la empresa Vimcorsa gastó más de 7 millones para arreglarlas. Pero las heridas reaparecen.