El acusado de abusar de forma reiterada y violar a la hija de su pareja durante su convivencia en el domicilio familiar aceptó ayer todos los cargos tras llegar a un acuerdo entre las partes que evitó a la víctima revivir lo ocurrido hace ahora 12 años, a cambio de que se aplicara el atenuante de confesión que redujo la pena al acusado de 9 a 3 años y medio de cárcel, además de 10 años de alejamiento y 20.000 euros de indemnización. Según la calificación del fiscal, B.M.S.S. contaba en el momento en que se produjeron los hechos 40/42 años y se valió de su relación de convivencia y familiaridad para, con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos, aprovechar que su mujer dormía o estaba fuera del domicilio para introducirse en la cama de su hija, que en esa fecha tenía unos 9 años, para efectuarle tocamientos, cogerle la mano y posarla sobre su pene hasta eyacular sobre su rostro, «llegando a mantener relaciones sexuales con penetraciones vaginales y felaciones». Mientras realizaba estos actos le susurraba al oído «no te preocupes, esto no es nada malo, yo solo te quiero a ti», llegando a penetrarla «por vía vaginal al menos en dos ocasiones, a lo que la niña accedía al verse superada por la situación, permaneciendo en todo momento con los ojos cerrados». Según fuentes cercanas al caso, el acusado admitió la primera vez los hechos cuando la Policía le trasladó la denuncia de la menor, si bien han tenido que pasar dos largos años de instrucción muy duros para la víctima.

En el momento del juicio, había una amplia prueba documental contra el acusado, desde un informe del Instituto de Medicina Legal e informes de los psicólogos que iban a dar fe de las graves secuelas que los actos del acusado han dejado en la joven, que ahora cuenta 23 años. La calificación del fiscal refleja que la joven presenta malestar emocional con síntomas ansioso depresivos y trastorno de estrés postraumático crónico. La víctima realizó la denuncia años después de los hechos porque «no fue hasta su mayoría de edad cuando fue capaz de verbalizar lo que le había ocurrido», señalaron fuentes cercanas. El acusado convivió en el domicilio familiar junto a la madre de la joven hasta el año 2013, la hija de ésta y otro hijo común del matrimonio.

Por su parte, el acusado ratificó ante el juez «con total frialdad» lo que había hecho, según indicaron las mismas fuentes consultadas. La sentencia es inapelable, por lo que se espera que el ingreso en prisión sea inminente.