El proyecto para convertir en un hotel el convento de Santa Isabel de los Ángeles, situado en el barrio de Santa Marina, continúa adelante. El convento, vendido el año pasado por las monjas clarisas a la sociedad Arete 2016, se transformará tras su reforma en un hotel de cuatro estrellas con capacidad para 70 habitaciones, de las que más de la mitad (39) irán en la planta primera, y el resto (31), en la baja. Según se puede comprobar en la página web de la Gerencia de Urbanismo, la empresa Arete 2016 ya ha solicitado la licencia para el ejercicio de la actividad de hotel de cuatro estrellas y ha presentado el proyecto básico para la reforma. El expediente se encuentra en periodo de exposición pública para la presentación de alegaciones. Los promotores del proyecto han presupuestado la intervención en casi 5 millones y prevén que tenga un plazo de ejecución máximo de diecisiete meses, es decir, casi año y medio. Ese plazo empezará a contar dos meses después de la obtención de la licencia.

Como ya adelantó este periódico, las previsiones de H 10 Hotels, empresa que se encargará de gestionar este nuevo establecimientos hotelero junto con el de la casa Colomera (adquirida también por Arete 2016 para otro hotel de cuatro estrellas), son finalizar las obras a finales del 2018. En el caso del convento de Santa Isabel, todo dependerá del tiempo necesario para la obtención de la licencia una vez que se ha iniciado el proceso para la declaración del edificio como Bien de Interés Cultural (BIC), hecho que ocurrió en febrero. Desde que se produjo el primer acto administrativo, la firma de la resolución, el edificio cuenta con protección cautelar, por lo que la Comisión Provincial de Patrimonio deberá pronunciarse sobre los proyectos básico y de ejecución y podrá poner condiciones a la reforma si lo estima oportuno. Si no se hubiese iniciado el proceso para la declaración del convento como BIC, hubiera bastado con que el proyecto cumpliese lo establecido en el Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico (Pepch). El BIC afecta a la totalidad de la parcela en la que se encuentra el edificio.

Además de la rehabilitación completa del edificio, el proyecto que tendrá que analizar Urbanismo y que subraya el mal estado del inmueble, prevé la demolición de algunos elementos por ser añadidos que desvirtúan la composición original del mismo. Entre los elementos que el proyecto plantea demoler está la portada neobarroca que se encuentra en la fachada de la calle Santa Isabel. El Pepch contempla su conservación integral pero permite su eliminación. Esta portada es de piedra artificial y tiene su origen a mitad del siglo XX. Además de esa portada, el proyecto prevé demoler una pequeña parte del obrador, una escalera ubicada en una galería del patio de la iglesia, y un forjado que cubre el patio situado entre el presbiterio de la iglesia y la fachada que da a la plaza de Santa Marina.

Dentro de las zonas en las que el Pepch establece la conservación integral (portada de acceso al compás; fachadas a Santa Marina, Conde de Priego y Santa Isabel; galerías del compás, iglesia y coro), el plan prevé la restauración de elementos decorativos del presbiterio (del que se quitará un zócalo y pavimento de la década de los setenta y en el que se recuperará el nivel original) y, si fuese necesario, de los retablos existentes en la nave de la iglesia, en el coro alto y en las capillas del bajo. Otra idea es dejar a la vista las basas de las columnas de las galerías de los claustros recuperando la cota original.