¿Qué misterios esconde la Mezquita--Catedral de Córdoba? El equivalente a Iker Jiménez en Córdoba, José Manuel Morales (autor del libro Enigmas y misterios de Córdoba ), el escritor Juan José Primo Jurado desgranaron ayer en el Círculo de la Amistad la historia y las leyendas que aún hoy, en pleno siglo XXI, siguen sobrevolando sobre el monumento más emblemático de la ciudad. Primo Jurado, subdelegado del Gobierno y autor de numerosos libros sobre Córdoba, relató desde sus orígenes más remotos la historia del edificio al que Fernando III admiró tanto gracias a las crónicas sobre su belleza narradas 90 años antes, cuando la Mezquita fue "ocupada el Alfonso VII de Castilla y celebrado misa en su interior en 1146 durante ocho días". Conocedor de su grandiosidad, Fernando III prefirió no destruir la Mezquita y convertirla en catedral, sustituyendo la media luna por la cruz, pero respetando su arte, señala. Repasaron después detalles como la extraña orientación de la quibla, que no mira a la Meca; el cementerio que alberga la Catedral, donde reposan los restos de obispos y figuras como Luis de Góngora o el Inca Garcilaso de la Vega, entre otros muchos. Leyendas como la de la columna del cautivo, la del buey que reventó cargando columnas, la leyenda del cuadro de San Cristobalón o la que habla de una columna que olía a azufre porque venía directamente del infierno amenizaron la charla, en la que también se hizo referencia a los supuestos pasadizos que unirían la Mezquita--Catedral con Medina Azahara o el Alcázar Omeya (actual Palacio Episcopal). El relato estuvo trufado de toques de misterio que mantuvieron atento al respetable, en los que se centró Morales en relación con los múltiples símbolos que aluden a la muerte, el hecho de que el espacio que ocupa el monumento siempre fue un lugar de poder en Córdoba o el origen del supuesto fantasma que aparece de noche. No digo más.