Los aspirantes a conseguir una plaza de auxiliar de enfermería en el SAS fueron ayer los más madrugadores. Si los nervios por el examen les habían hecho ya de por sí dormir poco, como comentaban algunos, y aunque hasta las 8.00 h. no tenían que estar en las aulas, lo cierto es que a las 7 de la mañana Rabanales ya era un hervidero de gente nerviosa.

Muchas mujeres, más que hombres, y pocos jóvenes. Disponían de tres horas para responder a 153 preguntas, pero de las puertas del Aulario iba saliendo un goteo continuo de personas que acababan antes de tiempo. Familiares y amigos esperaban fuera y el complejo universitario presentaba ayer una animación poco común para un sábado, con cafeterías llenas y coches por doquier.

Algunos, como Transi Pérez, de 28 años, se presentaban a las dos oposiciones previstas para la jornada de ayer, la de auxiliar de enfermería y la de celador, que comenzó a las 14.30 horas. Transi Pérez venía de Fernán Núñez y a las 7 ya estaba en el campus. "Me esperaba otra cosa", comentó, "pues el de auxiliar se ha basado más en las leyes que en tratar a los pacientes". También se presentó a las dos pruebas María Dolores Gallegos, de 49 años, para quien el examen de auxiliar le pareció "complicado, más práctico que de teoría", aunque esperaba aprobar tras dos meses tan solo preparándose.

Otros confesaban que no habían estudiado y que habían venido "solo a ver cómo es un examen de oposición", como Paqui Osuna, para quien, sin embargo, no le había resultado "difícil ni enrevesado". David Alvarez llegaba desde Puertollano y admitía que veía muy difícil conseguir una plaza.