Las múltiples actividades y oferta gastronómica que ofrece el Mercado Medieval, acompañadas por el buen tiempo del que se disfrutó ayer en Córdoba, volvieron a suscitar el interés de miles de cordobeses y visitantes, que desde por la mañana se mezclaban con los grupos de animación musical y teatral en el entorno de la Torre de la Calahorra, donde se han instalado unos 250 puestos de todo tipo de productos y alrededor de los cuales se celebran múltiples actividades destinadas a todo tipo de público.

Con un poco de imaginación, no es difícil volver a la Edad Media recorriendo este mercado, en el que se puede ver desde una mujer tejiendo en un antiguo telar hasta un artesano del barro en plena acción, todo ello inundado por un mundo de olores y sabores que, si no transportan a otras épocas, sí nos llevan a otras regiones como Galicia. Nada más entrar al recinto, los más pequeños pueden disfrutar de un tiovivo, una noria y un barco pirata, pequeñas atracciones vestidas de medievo para la ocasión, además de jugar con el barro bajo la mirada de un artesano, dispuesto a enseñar los secretos del torno. Es el caso de Javier Sánchez, dedicado a la reproducción de piezas arqueológicas, al que le encanta una experiencia con los niños, que también disfrutaron de la exhibición de aves rapaces, los únicos animales presentes en esta edición de la cita.

Mientras tanto, los adultos pueden gozar de manjares llegados de Galicia y Portugal, además de los que ofrece la gastronomía cordobesa, que se pueden regar desde con vinos calientes a sidra, pasando por cerveza alemana. Capítulo aparte merece la variedad de productos que pueden encontrarse en esta cita con la Edad Media. Ropa, cueros, jabones, esencias, bisutería, monedas y, por supuesto, escudos y espadas son parte de la oferta.