Francisco Agulló, el propietario del avión, lamenta el estado de abandono de la aeronave que, tras casi cinco años de su traslado al Balcón del Guadalquivir --el 11 de marzo se cumplirán--, sigue sin despegar . "De haber sabido que no se haría nada, no habría donado el avión a Córdoba", afirma en una conversación telefónica desde Ginebra (Suiza), donde reside. Francisco Agulló, un piloto suizo de origen español (sus padres eran de España), es un amante de los aviones antiguos que en 2009 tuvo conocimiento de que había dos DC7 abandonados en el aeropuerto de Córdoba. "Quería hacer algo con ellos antes de que terminaran en la chatarra. Más que nada tienen un valor sentimental", explica sin ni siquiera precisar cuánto le costaron. "Su valor es más emocional que otra cosa, desmontarlos es mucho más caro que comprarlos, cuestan lo que su chatarra". Agulló viajó a Córdoba exclusivamente para cerrar aquella operación: "No conocía Córdoba y no he vuelto a ir después de aquello".

El avión que se quedó en Córdoba, un modelo Douglas DC7-C de 1957 del que se fabricaron 338 aeronaves, llegó al aeropuerto desde Arizona en los años 80, después de estar un tiempo destinado a la extinción de incendios. "El otro avión que compré era un DC7 de la compañía inglesa British Arways y lo doné a un museo de la aviación en Francia, donde está perfectamente conservado --explica Agulló--. Ha fallado la parte de Córdoba".

La pasión de este piloto e instructor de vuelo, que con 28 años fue el capitán más joven en volar un avión de más de 100 toneladas, le viene desde niño. "Tengo aviones históricos y en Suiza hemos creado una asociación sin ánimo de lucro --la Super Constellation Flyers Asociation, que opera con los dos únicos Lockheed Super Constellation del mundo--. Nos gusta hacer volar esos aviones por pura pasión", relata en un perfecto castellano. Durante este tiempo, ha tratado sin éxito de ponerse en contacto con Córdoba. "Envié correos al Ayuntamiento, pero nunca recibí una respuesta. Solo quería saber qué pasaba, porque desde Suiza me resulta difícil seguir la actualidad de Córdoba". De hecho, Agulló desconocía hasta la fecha de la entrevista con CORDOBA la situación del DC7 --se escandaliza cuando se entera de que incluso ha sido varias veces ocupado-- y los vaivenes por los que ha pasado el proyecto, que a día de hoy sigue sin aclararse. En la carta donde informaba a la entonces teniente de alcalde de Presidencia, Rosa Candelario, de la donación de la aeronave (fechada el 8 de octubre del 2009), Agulló ponía una condición para su cesión: que se destinara a uso cultural y que, de no llegar a materializarse el proyecto en el plazo de dos años, revirtiera de nuevo a su propiedad y se le indemnizara por los daños y perjuicios que pudieran causar. A pesar de esas condiciones, Agulló afirma a día de hoy: "Lo doné sin más. Yo hice aquella donación con la condición de que se hiciera algo cultural con el avión". No obstante, expresa su deseo de que se logre hacer algo con el avión. "Tienen que aprovecharlo. Me gustaría que se pusiese en valor y que la gente de Córdoba y los niños se aprovecharan de él, lo pudieran visitar y tuviera un uso público y un objetivo cultural", comenta. Y añade: "Si hay que ayudar en algo, ya saben dónde estoy".