El Gobierno andaluz aprobó a principios de este año la Estrategia de Investigación e Innovación para la Especialización Inteligente de Andalucía. La elaboración de esta estrategia surge como un reto que la Comisión Europea ha lanzado a todas las regiones con el objetivo final de propiciar un nuevo modelo económico, centrado en las empresas, y basado en una apuesta firme y decidida por la innovación, la ciencia, la tecnología, la internacionalización y la formación. La Junta de Andalucía trata de provocar un cambio, una transformación que será la que permita a las empresas andaluzas ser de nuevo el motor de la recuperación económica, poniendo a disposición de este cambio un nuevo sistema de impulso y acompañamiento a la innovación y al emprendimiento.

La Estrategia de Innovación de Andalucía 2020 recoge las prioridades que se marca la Junta de Andalucía en investigación, innovación y uso de las tecnologías de la información, así como los objetivos de especialización de la economía andaluza hasta 2020, con el objetivo de impulsar la I+D+i como factor de crecimiento económico y duplicar el gasto en este ámbito hasta situarlo en el 2,2% del PIB regional. Uno de sus principales instrumentos, la convocatoria de incentivos a las pymes para el desarrollo industrial y la creación de empleo, por valor de 112 millones de euros, estará operativa hasta final de año.

La estrategia será la base para una reorientación sostenible del modelo productivo. Para ello establece ocho prioridades de especialización económica en las que se concentrarán los esfuerzos durante los próximos siete años: movilidad y logística, industria avanzada vinculada al transporte, recursos endógenos de base territorial, turismo, cultura y ocio, salud y bienestar social, agroindustria y alimentación saludable, energías renovables, eficiencia energética y construcción sostenible y economía digital y TICS. Además del objetivo fundamental de elevar el gasto en I+D+i hasta el 2,2% en 2020, la estrategia plantea una serie de mejoras de los indicadores básicos de innovación en los próximos seis años. Entre estas metas destacan las de elevar del 36,1% al 50% el peso del sector privado en el gasto global en I+D+i; incrementar en un 20% el número de personas dedicadas a la investigación en jornada completa (de 24.650 a 29.580); duplicar el número de empresas innovadoras hasta alcanzar las 9.980, y superar las 700 solicitudes de patentes (incremento del 50%). Asimismo, establece medidas de mejora de las actividades manufactureras o para aumentar en un 20% la intensidad de la I+D+i en las empresas catalogadas como innovadoras.