José Ramón de Eguilior Caballero tiene 18 años y acaba de recibir el Premio Nacional de Bachillerato que le reconoce como uno de los 15 mejores expedientes académicos de toda España. En concreto, el sexto mejor del país y el único reconocido con este título en Córdoba. El mayor de dos hermanos, hijo de padres ejecutivos, se ha formado desde pequeño en La Salle en Córdoba. Este curso ha dado el salto a la universidad pública.

--¿Eres un chico de ciencias o de letras?

--Yo me decanto más por las ciencias, sin dudarlo, pero no quería una carrera pura de matemáticas ni de física, siempre me he visto más en algo que requiera pensar pero que sea aplicable a la práctica, no me llaman la atención las carreras más teóricas, por eso elegí una ingeniería. Acabo de empezar este año la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Sevilla.

--¿Ha sido muy brusco el cambio del Bachillerato a la Universidad?

--Para nada, el cambio ha sido muy bueno. El modo de trabajar es diferente, pero me siento más relajado. Aquí me puedo distribuir el tiempo como yo quiera. No voy a decir que sea más fácil, pero es más cómodo porque estudias tu especialidad, te centras en lo que a ti te gusta.

--¿Te ha ido bien el primer cuatrimestre?

--La verdad es que sí, he sacado matrícula de honor.

--¿Se puede ser buen estudiante y salir con los amigos?

--Sí, yo he tenido siempre buenas notas, pero no soy un empollón ni me gusta esa palabra, me llevo fenomenal con mis compañeros. Siempre he intentado sacar el máximo provecho a mi tiempo de estudio, pero también me encanta salir y hacer otras actividades. Por ejemplo, soy boy scout desde los nueve años, me gusta viajar, conocer otras culturas, hablar inglés y los idiomas en general y aquí en Sevilla estamos empezando a crear un club de debate y también soy voluntario en una residencia de ancianos.

--¿Te han premiado tus padres por tu expediente?

--No, yo nunca me he tomado las notas como algo prioritario. Yo me esfuerzo por hacerlo lo mejor posible, pero si no hubiera obtenido estos resultados tampoco hubiera sido una frustración. Mis padres no me han exigido llegar a un nivel ni me han premiado por ello.

--¿Cómo ves el futuro laboral de los jóvenes como tú?

--Me consta que la educación superior que se imparte en España está muy valorada fuera y creo que tenemos muchas posibilidades en carreras como la mía de encontrar un buen trabajo. Espero que en unos años, cuando la crisis pase, la cosa vaya como la seda.

--La ingeniería industrial es una carrera que ofrece muchas salidas. ¿Qué aspiraciones laborales tienes, dónde te gustaría trabajar cuando acabes tus estudios?

--No sabría decirte ahora, es muy pronto. Tengo claro que quiero ejercer como ingeniero y ser una persona innovadora, pero aún no sé muy bien en qué tipo de empresa me gustaría entrar. Aún veo eso un poco lejos.

--¿Te gusta la investigación?

--No descarto dedicarme a la docencia y la investigación, pero hoy por hoy no es lo que más me motiva, me gustaría trabajar algunos años en el extranjero y formarme en países grandes como Estados Unidos.

--El premio son mil euros. ¿Cómo lo vas a usar?

--Lo reservaré como hice con la primera fase del examen, que fueron 500 euros. Los guardé y el mes pasado me surgió un viaje a Tierra Santa y lo invertí ahí.