Lo que sucede con los jóvenes en Córdoba, pero también en otras provincias andaluzas, no puede ser más lamentable. El número de trabajadores menores de 30 años sigue cayendo y no porque la natalidad se haya reducido a niveles dramáticos. El mercado laboral no deja hueco a los más jóvenes, que en muchos casos huyen de la provincia ante la ausencia de expectativas o alargan su formación confiando en un cambio próximo. Son las edades de la exclusión del mercado laboral cordobés.