Margarita Clemente es una eminencia en botánica y en diplomacia internacional a partes iguales. Amante de la docencia, ha desarrollado una capacidad extraordinaria para hacer pedagogía sobre la conservación de especies y la importancia de la biodiversidad. Catedrática de la UCO, compagina su puesto en la Universidad con sus responsabilidades en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).

--Ha sido usted reelegida por séptima vez y por unanimidad presidenta del Comité de Flora de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), donde hay representantes de 180 países. ¿Cuál es su secreto?

--No hay secretos, los países valoran mi imparcialidad y objetividad. Si las cosas están mal hechas, están mal- da igual que sea un país rico o pobre, pequeño o grande, y esa independencia los países la agradecen y la tienen muy en cuenta.

--¿A esos niveles, es más difícil ser profesional o independiente frente a las presiones?

--A mí no me presionan porque me conocen bien. Lo que siempre procuro es conseguir consenso en las decisiones que se adoptan y alcanzar ese punto medio donde todas las partes tienen que ceder un poco.

--Cuénteme qué significa la Cites y qué hace exactamente para que la gente lo entienda.

--Cites es una convención entre gobiernos de todo el mundo cuyo objetivo es lograr el uso sostenible de la flora y la fauna silvestres y que su comercialización no ponga en riesgo su supervivencia. Las especies prohibidas son las más amenazadas y no llegan al millar. Cites regula el comercio para que las especies se empleen sin que peligre su conservación para generaciones futuras. Se trata de especies muy demandadas que mueven millones de euros al año y que son una gran fuente de riqueza para los países más pobres del planeta donde muchas de ellas se encuentran. El objetivo de la Cites es ayudar a los países a gestionar bien estos recursos, evitando además el comercio ilegal.

--¿Cuál es el principal reto al que se enfrentan actualmente?

--El reto está ahora en las especies de árboles utilizadas como maderables o por sus propiedades medicinales y cosméticas. Hay un programa fuertísimo entre la secretaría de Cites y la Organización Internacional de Maderas Tropicales, que está recibiendo millones de euros en apoyo de los países origen de estas especies, para que realicen una gestión sostenible de las mismas y que la tala de estos árboles no repercuta negativamente en el conjunto de la especie.

--¿Existe mucho comercio ilegal de las especies protegidas?

--El comercio ilegal es muy difícil de cuantificar precisamente porque es ilegal. Los países hacen intervenciones y detectan especímenes ilegales, ahora por ejemplo se está denunciando comercio ilegal de especies maderables desde países centroamericanos y desde Madagascar a China, uno de los grandes demandantes, pero es imposible hacer una estimación mundial real.

--¿Cuántas especies están en los apéndices de Cites?

--Aunque cuando se habla de la Cites la gente piensa inmediatamente en animales, en el elefante por el tema del marfil, en el rinoceronte o el tigre, lo cierto es que hay 35.000 especies, unas 30.000 de plantas y 5.000 de animales, incluidas en los tres apéndices, cada uno de los cuales tiene un nivel distinto de protección. La máxima protección está en el 1 donde el comercio esta prohibido, pero la mayoría de las especies están en el 2. El comercio de ellas extraídas del medio silvestre está permitido si se asegura que la colecta es sostenible. Para ello, los países tienen que realizar trabajos de investigación y determinar que esas extracciones no perjudican a la especie. Un ejemplo es el ciruelo africano, Prunus africana , del que se usa su corteza, un material renovable como el corcho, pero en muchos de los países la extracción no se gestiona bien y el Comité de Flora tuvo que proponer la suspensión del comercio, ésa es otra función de la Cites. Eso supone un gran perjuicio para los países porque de la corteza se obtiene un producto que sirve para controlar los cánceres benignos de próstata y tiene mucha demanda de la industria farmacéutica. El desafío ahora es conseguir que estas firmas ayuden a los países africanos productores a gestionar correctamente estos árboles y que la suspensión se levante. La Cites actúa de intermediaria entre importadores y exportadores, propiciando que la industria se involucre activamente. Hay otras especies, ciertos tejos asiáticos, de los que se extrae un producto con el que se tratan los cánceres de útero y se estaban tumbando árboles centenarios. Tratar el cáncer es prioritario, de ahí que la propia industria esté invirtiendo en la propagación artificial de árboles de los que extraen el producto sin recurrir a especímenes del medio silvestre.

--Las decisiones de la Cites influyen entonces en muchos aspectos de la vida de la gente.

--Claro, y no solo en la salud. Hay otras especies asiáticas, las llamadas madera de agar, que se emplean en perfumería y son muy demandadas por los países árabes. O especies maderables que se usan para fabricar instrumentos musicales como las guitarras españolas de alta calidad o los arcos de los violines. En cuanto a los animales incluidos en Cites, las especies pesqueras son un grupo importante para países como Japón y España.

--¿En España hay alguna especie protegida muy demandada?

--La verdad es que tenemos pocas especies españolas de flora en la Cites, unas 130. España es exportador de especies propagadas artificialmente en viveros, por ejemplo cactáceas, también es importador y re-exportador de productos hechos con pieles animales como zapatos o bolsos.

--¿Cómo se protege una especie, con multas, con policía...?

--Existen sistemas sancionadores nacionales que los países deben aplicar a los infractores y también se aplican suspensiones del comercio para ciertos países y especies si los niveles de comercio son muy altos. Es una medida que afecta mucho a los países económicamente por lo que suele ser muy efectiva y hace que los gobiernos se pongan las pilas y apliquen medidas correctoras. La policía también actúa. En España el Seprona tiene un papel de control muy importante, por eso formamos a los agentes para que conozcan e identifiquen las especies protegidas.

--La Universidad de Córdoba es puntera en el tema agrícola y en lo relacionado con las plantas. ¿Hay relación con la Cites?

--Sí, desde hace mucho tiempo mi relación con Cites es a través de acuerdos de la UCO con el Ministerio. Recientemente la Organización Internacional de Maderas Tropicales nos ha concedido un proyecto, que ha suscrito el rector mediante un convenio. Trata sobre especies arbóreas incluidas en Cites y la realización de los informes científicos sobre las extracciones no perjudiciales. Se desarrollará en colaboración con Guatemala.

--Usted ha vivido la Universidad como estudiante, investigadora, catedrática y como vicerrectora. ¿Cómo ve la UCO en este momento?

--Como todas las universidades españolas, está centrada en superar la crisis económica. La UCO tiene mucho que ofrecer en investigación al resto de España y del mundo, y me encanta que por primera vez tengamos una mujer al frente del vicerrectorado de Investigación. Lo que es imprescindible es que las instancias gubernamentales, a nivel nacional y autonómico, y las empresas apuesten de forma decidida por la investigación que es sin duda la clave y llave para un futuro mejor. Entretanto, entiendo que no se pueden hacer milagros con tanto recorte salarial y en profesorado, en la financiación de proyectos y con cada vez menos alumnos... Hay que salir adelante y toda la comunidad universitaria tiene que tirar del carro.

--¿Y a los universitarios?

--El problema es cómo llegan algunos a la Universidad, con niveles muy bajos, con faltas de ortografía que denotan una deficiente cultura general. Sin embargo, pasados los dos primeros cursos, se ve que la selección actúa y encuentras gente fantástica, motivados, que finalizan sus estudios muy bien preparados. Lamentablemente, muchos no encuentran empleo y tienen que marcharse a otros países de la UE donde están muy bien considerados por su buena formación. Hay muchos investigadores que se están marchando para no volver. Son personas con una mentalidad abierta a la Unión Europea, con idiomas... no son los emigrantes españoles de los años sesenta que regresaron y crearon riqueza. La situación es muy diferente. Tras pagar su formación universitaria con impuestos de todos los españoles, su rendimiento será disfrutado en otros países. El negocio es pésimo.

--Es muy distinta a la Universidad en la que usted se formó.

--El mundo es muy distinto. Cuando hice la carrera de Agrónomos en Madrid, éramos cinco chicas en la escuela, todas en el grupo A, lo llamaban el gineceo. Ahora en la de Córdoba mucho más de la mitad son mujeres. Lo mismo ocurre en el Comité de Flora. De ser todos hombres al principio- ahora son mayoría las mujeres.

--¿Cuál es el logro obtenido en su carrera del que está más orgullosa?

--Estoy especialmente orgullosa del Máster en Gestión y Conservación de Especies en Comercio de la UNIA, que dirijo desde hace 11 años. Hemos recibido ya a 277 personas de 76 países de todo el mundo. Es un foro muy enriquecedor donde todos aprendemos de las aportaciones y conocimientos de los demás. La docencia es algo que me encanta, también en la UCO o en los cursos para el Seprona. Dar clase me da vida, creo que estar en contacto con los jóvenes te mantiene joven de espíritu y con una mentalidad abierta para afrontar nuevos retos.