Corre el año 1940 y la estación de Mauthausen, en Austria, recibe el primer tren cargado con republicanos españoles con destino al campo de concentración. 398 primero, 377 unos días después, más tarde otros 342 hasta sumar casi 7.000, según los datos recopilados en el libro Memoria de las cenizas . Llegan deportados desde Francia y son señalados con un triángulo azul, símbolo con el que marcan a los apátridas, para destinarlos después a trabajar en las obras de ampliación del campo, a cargar pesadas piedras en las barcazas que navegan por el Danubio o a excavar y aplanar los alrededores. Una vez la enfermedad hace presa en ellos, son trasladados al campo anexo de Güsen donde son exterminados sin la menor piedad. Más de 5.000 españoles vivieron en Mathausen y Güsen sus últimos días entre agosto de 1940 y mayo de 1945, cuando tuvo lugar la liberación. El 5 de mayo, unos 2.200 de los 7.000 españoles deportados seguían vivos y eran liberados por las tropas americanas, suscribiendo en ese momento un juramento en el que se comprometían a "mantener nuestro espíritu de solidaridad y unión para continuar la lucha contra el imperialismo y fanatismo nacional" y pedían al mundo paz y libertad.

La dictadura franquista silenció en su día el sufrimiento de todos ellos, entre los cuales hubo más de 300 cordobeses (235 fallecidos, 94 liberados y 4 sin datos), convirtiéndolos en los grandes olvidados de la historia contemporánea, víctimas del fascismo por partida doble con los que sigue habiendo una deuda pendiente. De todos los países implicados en la deportación, Francia fue el único que asumió su responsabilidad y en julio del 2004 emitió un decreto en el que reconoció los sufrimientos padecidos por los huérfanos cuyos padres fueron víctimas de actos de barbaria en la II Guerra Mundial y ofreció una indemnización de 27.440 euros o renta mensual vitalicia de unos 500 euros para los hijos de los fallecidos en campos de concentración. En Andalucía, la Junta creó el Comisariado para la Recuperación de la Memoria Histórica (comisariomemoriahistoria@prejuntadeandalucia.es) e inició una campaña para localizar a los beneficiarios y ayudarles a cobrar las ayudas. En 2008, una investigadora sevillana, Pilar Pardo (pilar.pardo@hotmail.es), inició su propia búsqueda en una especie de cruzada personal que mantiene seis años después. "He conectado con todos los ayuntamientos de las localidades y aldeas de donde eran naturales las víctimas, facilitándoles nombres, fechas de nacimiento y de defunción", explica, "y tramitado o ayudado a tramitar las ayudas de casi 200 hijos de deportados, muchos de los cuales ya no residen en la localidad natal de sus padres o han emigrado y están en el extranjero". Socia cofundadora de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia (AMHyJA), creada en junio del 2003, organizó el viaje de los andaluces a Mauthausen en el 60 aniversario de la liberación del campo y fue comisaria de la exposición Imágenes y memoria de Mauthausen. Fotografías del campo de concentración . "Ha merecido la pena saber que he ayudado a que muchas familias hayan recibido la compensación por lo que sufrieron sus padres".