La historia de la biblioteca es larga. Del proyecto se venía hablando desde antes del 2005 pero no fue hasta entonces cuando Carmen Calvo anunció la ubicación definitiva, que suscitó polémica por la rosaleda. En el 2007, Cultura adjudicó a Paredes Pedrosa la redacción del proyecto básico y recogió en los presupuestos partidas para el mismo. En ese momento, Cultura esperaba que la biblioteca estuviera lista para el 2009, cosa que no ocurrió. Ese año el solar ya tenía las excavaciones arqueológicas realizadas, que corrieron a cargo de un equipo de arqueólogos de Arquoqurtuba dirigidos por Fátima Castillo, que hallaron restos islámicos, pero arrasados por obras anteriores. Un año después, en mayo del 2010, Urbanismo concedió la licencia de obras, que incluso llegó a caducar, aunque eso no supondrá ningún impedimento. El estado de abandono del solar suscitó numerosas quejas el año pasado.

El 2010 fue clave. A finales de ese año, la biblioteca perdió la partida presupuestaria que tenía asignada. A pesar de ello, el anterior equipo de Gobierno del PSOE se comprometió a reactivarla en el 2011, pero eso no llegó a ocurrir. Desde entonces fue perdiendo peso en las cuentas estatales hasta desaparecer de las del 2013 y aparecer muy tímidamente en las del 2014.