El grupo de Genética y trastornos del comportamiento, del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (Imibic) y la Universidad de Córdoba, ha analizado los efectos de la testosterona en el comportamiento del nematodo (gusano) Caenorhabditis elegans. El interés de este estudio se debe a la existencia de investigaciones previas que establecen una relación directa entre la exposición durante el desarrollo prenatal a altos niveles de testosterona y el riesgo de desarrollar rasgos de conducta autista. Las personas diagnosticadas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) presentan dos tipos de síntomas bien definidos: déficits persistentes de comunicación e interacción social y patrones restringidos y repetitivos de comportamiento, actividades o intereses. En la investigación, publicada en la revista Frontiers in Cellular Neuroscience bajo el nombre Epigenetic effect of testosterone in the behavior of C. elegans. A clue to explain androgen-dependent autistic traits? , los científicos han obtenido dos resultados fundamentales. Por una parte, han localizado un gen en C. elegans (denominado nhr-69) que actúa como receptor de la testosterona. Y por otra, han demostrado que esta hormona masculina produce efectos en el nematodo a través de mecanismos epigenéticos, es decir, que no afectan a la secuencia de ADN en los genes, pero sí influyen de forma estable en su expresión. Se trataría de "cambios estables en la expresión génica por la interacción de factores ambientales y el genoma", indica Manuel Ruiz Rubio, responsable del equipo. El grupo de investigación del Imibic ha sido pionero en el empleo de Caenorhabditis elegans como sistema experimental para analizar in vivo mecanismos neurobiológicos básicos implicados en el autismo. La principal ventaja que ofrece este gusano es su simplicidad: su organismo mide aproximadamente un milímetro, cuenta con 302 neuronas y 959 células somáticas. "Además, más del 80% de sus proteínas son homólogas a las humanas", señala el profesor Ruiz. Para realizar los ensayos han hecho crecer a los gusanos en presencia de testosterona en placas de Petri, donde tiene lugar todo el proceso de desarrollo de los nematodos en experimentación.Los ensayos realizados permiten establecer un modelo experimental de gran simplicidad para estudiar cómo actúa la testosterona sobre el sistema nervioso. Se sabe que en humanos la hormona masculina interacciona en la célula con un receptor de andrógenos (una proteína) y después entra en el núcleo celular alterando la expresión génica. Por esta razón los investigadores del Imibic buscaron en el gusano si existían genes homólogos al receptor de andrógenos humano y encontraron varios genes en el genoma de C. elegans que tenían homología.