La cuarta generación de la familia Moreno se ha incorporado ya a una empresa, Moresil SL, cuyos orígenes se remontan más de un siglo atrás. De lo que fue un taller de reparación de maquinaria y aperos de labranza, el tiempo hizo algo más complejo, pues empezaron a fabricar los primeros remolques y maquinarias. Ya de la mano de José Moreno Siles (de ahí el nombre de Moresil), con sus cuatro hijos, Francisco, José (ya fallecido), Antonio y Rafael Moreno Dehesa se abre una nueva etapa en la que empiezan a patentar algunas de sus máquinas, con las que empezaban a ser conocidos fuera de Posadas.

En los sesenta empezaron a comercializar sus cabezales de maíz, con los que presentaron una seria competencia a empresas multinacionales que no acababan de dar las soluciones que los agricultores buscaban y que Moresil, por su vinculación directa con el campo, sí aportaba. Tras los de maíz vinieron los de girasol, con lo que intentaban diversificar una actividad que ya empezaba a salir al extranjero.

La crisis de principios de los 90 junto con una durísima sequía trajo a esta empresa malena sus peores momentos al reducir sus ventas un 70%, que acabaron con el despido de algunos trabajadores. Sin embargo, según explica el actual gerente, Francisco Moreno Martínez, ese duro trance les hizo reaccionar y pensaron en la manera de hacerse más fuertes. A partir de entonces abren nuevas líneas de fabricación, con cortes de girasol más ligeros y máquinas para la recolección de aceituna y otras labores agrícolas, diseñadas en su propia oficina técnica en la que disponen de las últimas tecnologías de diseño. Todo ello ha hecho posible que en la actual crisis sus exportaciones hayan pasado de suponer el 14% al 38% de su negocio.

Con una facturación que ronda los 6,3 millones y una plantilla de unas 60 personas de media, actualmente las máquinas de Moresil se venden en Francia, Ucrania, Rusia, Bulgaria, Bélgica, Nigeria, Angola y Chile, donde han entrado con su primera autopropulsada. Mercados a los que están llegando merced a su personal, que maneja varios idiomas, y con internet como vía de acceso, con la que ya están haciendo las primeras incursiones en Sudáfrica, Moldavia y México.

Francisco Moreno Martínez dice que nada de ello hubiera sido posible sin la unión existente en la familia y sin el trabajo desarrollado durante décadas por la plantilla, donde muchos de sus trabajadores empezaron de aprendices.

La distinción de Cordobeses del Año, afirma, "es un orgullo porque viene a reconocer todo este esfuerzo colectivo y el trabajo constante del gran equipo que forma esta empresa".