La Guardia Civil ha dado por concluidas las investigaciones sobre un grupo de delincuentes especializados en estafar a compañías aseguradoras y en la falsificación de la documentación de vehículos, tras proceder a la detención/imputación de veinte personas, trece de ellas en Córdoba. El grupo desarticulado denunciaba el supuesto robo o simulaba que el vehículo había sufrido un grave accidente, para cobrar la correspondiente indemnización de la compañía aseguradora y, tras falsificar la documentación del coche, volvía a comercializarlo; siempre utilizaban vehículos de alga gama y elevado coste. Se calcula que estafaron medio millón de euros a varias aseguradoras.

La compleja investigación, que ha durado algo más de un año, ha corrido a cargo del Grupo de Investigación y Apoyo al Tráfico del Subsector de Tráfico de la Guarida Civil de Córdoba, desde donde se analizaron cientos de expedientes de siniestros de tráfico, robos de vehículos y transferencias de coches de alga gama, que habían dado lugar a reclamaciones de importantes cantidades de dinero a distintas compañías de seguros, trámites en los que siempre aparecían implicados diferentes miembros de la organización.

Las investigaciones se iniciaron en abril del 2012, cuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de un supuesto accidente de tráfico en la carretera de Córdoba a Guadalcázar. La denuncia inicial apuntaba que un vehículo de alta gama, tras sufrir un accidente, había resultado siniestro total, si bien sus ocupantes salieron ilesos. Tampoco había constancia de que se hubiera comunicado el siniestro cuando ocurrió, sino que posteriormente se supo que los ocupantes pretendían tramitar y cobrar la indemnización del seguro.

Con el desarrollo de la investigación la Guardia Civil logró identificar plenamente a los 20 integrantes del grupo que, dirigido desde Córdoba, tenía ramificaciones en Madrid, Badajoz, Toledo, Granada, Málaga y Sevilla. Contaban con la colaboración de dos talleres de reparación de vehículos de Córdoba.

FACTURAS FALSAS // El modus operandi consistía en comprar vehículos de alta gama, normalmente un BMW usado de importación, y luego simular su venta a una tercera persona por un precio elevado, superior al de compra, para lo cual se falsificaban las facturas. Una vez vendido el vehículo, el supuesto comprador contrataba un seguro a todo riesgo que incluía una importante compensación en el caso de robo y/o pérdida total. El vehículo se ocultaba en alguno de los talleres y después su supuesto titular presentaba una falsa denuncia en la que decía que el coche había sido robado o simulaba un accidente grave en el que el vehículo había resultado siniestro total.