La sentencia considera probado que la Asociación Jóvenes Musulmanes de Austria organizó durante el mes de marzo del 2010 un viaje cultural por España que trajo a Córdoba, entre otros, a los acusados. El 31 de marzo, Miércoles Santo, el grupo acudió a visitar la Mezquita-Catedral y, una vez dentro, "en una zona no expresamente dedicada al culto católico" el coordinador del grupo inició el rezo musulmán, "siendo seguido espontáneamente " por otros.

Al verlo, un auxiliar del servicio de seguridad les llamó la atención para que dejasen de orar, pero no le hicieron caso. Al poco, un vigilante le pidió "airadamente" lo mismo, produciéndose entonces un forcejeo entre el empleado y algunos integrantes del grupo de musulmanes. Cuando acabó la oración, el líder salió corriendo hacia la puerta del edificio, donde un portero lo retuvo y un vigilante lo cogió del cuello para bloquearlo. En torno a ellos se arremolinaron otros musulmanes que le decían que lo dejara, e incluso algunos trataron de liberar a su amigo por la fuerza. En ese momento intervino otro vigilante, que moviendo la porra de un lado a otro trató de evitar que se acercaran a su compañero, llegando a tener contacto físico con alguno.

Cuando llegó la Policía, uno de los acusados, con muletas, levantó una de ellas en dirección a uno de los agentes y fue reducido. A uno de los detenidos se le intervinieron dos navajas y a integrantes del grupo, tres walkie-talkies utilizados en la excursión.