La polémica saltó a finales del mes de diciembre, cuando la Federación de Asociaciones Vecinales Al--Zahara se sentó a negociar con la concejala de Participación Ciudadana, Blanca Ciudad, el convenio anual de la federación vecinal, el acuerdo sobre la Casa Ciudadana y el futuro de la Escuela de Participación Ciudadana, construida en un ala del antiguo cuartel de Lepanto con una fuerte inversión pero que aún no ha tenido apenas contenido al coincidir con la llegada de la crisis.

La sorpresa fue mayúscula cuando, confesaron después tras otra reunión, los representantes de Al--Zahara conocieron que se bajaba un tanto su subvención en el convenio del 2013 y que, sobre todo, iba a desaparecer el acuerdo para gestionar la Casa Ciudadana, una figura del Ayuntamiento que administraba indirectamente la federación de AAVV desde hacía 11 años y que, a partir de este año, asume la propia concejalía. De la Escuela de Participación Ciudadana "mejor ni hablar", decía días después el presidente de Al-Zahara, José Rojas, sobre aquella reunión.

Qué es y cómo funciona

Pero ¿cuál es la raíz de la polémica de la Casa Ciudadana? Pues que esta figura no es solamente el inmueble que se comparte con el centro cívico Lepanto, ni siquiera los servicios (que por cierto, también en ocasiones es difícil saber por parte del usuario cuáles corresponden a la Casa Ciudadana y cuáles al centro cívico). Lo importante es que la Casa Ciudadana, además de los referidos servicios que presta a colectivos tiene un programa propio de actividades, que van desde talleres a conferencias o a cursos formativos para colectivos ciudadanos, todo ello con una subvención de 25.000 euros. Este programa, en los once años pasados, permitió que la Casa Ciudadana fuera "un espacio vital para la participación", un proyecto "vivo", ha definido José Rojas, mientras que con las actividades que pueda programar el Ayuntamiento directamente "se pierde capacidad de autonomía" y "las limitaciones son mayores". Así, y ya desde el día siguiente a la segunda reunión entre la concejala y los representantes de las AAVV, Al-Zahara colgaba en su web una protesta, mientras que partidos como el PSOE, IU y Equo (que pide que, al menos, el Consejo del Movimiento Ciudadano sustituya a Al-Zahara en el convenio) han mostrado su apoyo a los vecinos.

Pero la visión del Ayuntamiento, explica la concejala Blanca Córdoba, es muy distinta. Así, la edil afirma que la Casa Ciudadana mantiene su carácter y seguirá dando sede a federaciones de carácter local, contando con más aún que las actuales. De hecho, ya ha mantenido un encuentro con los colectivos, les ha presentado su programa, ha oído sugerencias y ha dejado en manos de los técnicos municipales el seguimiento de las mejoras, ha explicado la concejala a Diario CORDOBA, todo ello porque la Casa Ciudadana "ya no es de unos pocos". Más aún, Blanca Córdoba considera que con el convenio se ahorra un considerable dinero en duplicidades de servicios e incluso en gestión, ya que "se firmaba un convenio para cubrir gastos de servicios que el propio Ayuntamiento ya contaba, derrochando dinero público", explica. Respecto al horario, Blanca Córdoba también considera que el nuevo modelo no cambia la situación y que los colectivos podrán prolongar su trabajo más allá de las 21.30 horas, hora de cierre de los centros cívicos.

Así las cosas, todo apunta a que la Casa Ciudadana será uno de los grandes conflictos, si no el mayor, de este año entre el movimiento asociativo (o por lo menos, el movimiento vecinal) y el gobierno local, con las actividades que organice directamente la Concejalía puestas bajo el microscopio hasta, según se ha acordado, una reunión clave a nivel político que revisará la marcha de la entidad dentro de seis meses.