Un residente y un adjunto del hospital Reina Sofía se enfrentan a dos años de cárcel y cuatro y medio de inhabilitación por un delito de homicidio imprudente, ya que no actuaron conforme a los protocolos de urgencias. Una mujer de 49 años con antecedentes clínicos de aneurisma de aorta acudió el 2 de enero del 2007 al servicio de urgencias con dolor de espalda y supraesternal, adormecimiento de la lengua, pérdida de estabilidad y náuseas y vómitos copiosos. El residente le diagnosticó cervialgia y consultó al adjunto, que tras hablar con la paciente confirmó el dictamen.

Dos días después volvió la paciente con los mismos síntomas y ante la sospecha de que pudiera tratarse de aneurisma, el residente ordenó una cirugía urgente, pero entró en parada cardiorrespiratoria antes de llegar al quirófano y falleció.