La Fiscalía Provincial de Córdoba solicita penas por un total de siete años de prisión para un camarero, acusado de robarle con violencia el teléfono a un cliente, en estado de embriaguez, al que le golpeó y le causó un traumatismo craneoencefálico, por el que ingresó en un centro hospitalario y al año falleció por "complicaciones" de las heridas.

Según recoge la calificación del Ministerio Público, a la que ha tenido acceso Europa Press, sobre las 23,00 horas del 5 de enero de 2008, la víctima, que estaba "bajo la influencia de bebidas alcohólicas", trató de pagar las consumiciones con una tarjeta de crédito que entregó al camarero que le había atendido, el acusado J.E.C., en un bar de la Avenida Carlos III de Córdoba.

Así, al pasar la tarjeta por el dispositivo TPV, la operación aparecía como "denegada", motivo por el que el acusado le requirió otra forma de pago, si bien el cliente manifestó su intención de "acudir a un cajero próximo a sacar dinero". Entonces, el procesado se ofreció a acompañarle hasta el citado cajero, con la intención de garantizar el cobro de las consumiciones.

En el trayecto hasta el cajero se produjo una discusión entre ambos, donde el acusado, según el fiscal, le exigió el teléfono que llevaba, pero la víctima se negó, ante lo cual supuestamente le propinó un fuerte puñetazo en el rostro que le hizo caer y se golpeó la cabeza contra el suelo.

Acto seguido, el procesado, con el móvil en su poder y "sin ser consciente de las graves lesiones" producidas al cliente, abandonó el lugar y volvió a su trabajo. Mientras, el herido ingresó en el Hospital Reina Sofía con un traumatismo facial y un traumatismo craneoencefálico, que le causó insuficiencia respiratoria aguda por neumonía, falleciendo el 21 de enero de 2009 como consecuencia de "complicaciones surgidas en la evolución de las lesiones sufridas".

El acusado ha estado privado de libertad por estos hechos, que el fiscal considera que son constitutivos de un delito de robo con violencia, por el que solicita cuatro años de prisión; y un delito de lesiones dolosas con un delito de homicidio cometido por imprudencia grave, por el que le pide tres años de prisión, además de contar con la agravante de abuso de superioridad.