La naranja ha pasado de ser uno de los cultivos de mayor atractivo para los agricultores cordobeses a convertirse en uno de los más afectados por la grave crisis de precios que está cuestionando la viabilidad de numerosas explotaciones, tanto agrícolas como ganaderas. A estas dificultades por la falta de rentabilidad se ha unido en los últimos años la convocatoria de dos huelgas sectoriales que paralizaron la actividad durante varias jornadas. La última de ellas, impulsada por el Movimiento de Trabajadores del Bajo Guadalquivir, se mantuvo durante cinco días, aunque coincidió con un cierre empresarial desde la primera jornada. Los jornaleros denunciaron los bajos sueldos que están pagando algunos empresarios del sector en la Vega. En la actualidad, el cultivo de la naranja se extiende en Córdoba sobre 11.370 hectáreas, cuando hace una década solo lo hacía sobre 4.700. En este periodo se produjo la llegada del Grupo Leche Pascual (2001) y se creó también la asociación profesional Palmanaranja, que llegó a agrupar a 13 empresas y mil citricultores. Precisamente la falta de unidad entre los productores es considerada por la Junta de Andalucía y la patronal como uno de los principales problemas para garantizar unos precios dignos. La Delegación Provincial de Agricultura asegura que alrededor del 40% de los citricultores cordobeses no pertenece a ninguna organización de productores, por lo que es habitual la venta de la fruta directamente en el campo y que se registren unas cotizaciones muy bajas. "La rentabilidad, por los bajos precios, es muy baja o nula. Hace falta que los agricultores se organicen y avancen en la profesionalización de las empresas y su internacionalización", dijo Francisco Zurera, delegado provincial de Agricultura.

Asaja Córdoba advierte de que los precios de la naranja están por debajo de la rentabilidad por segunda campaña consecutiva, por lo que, incluso, plantea la posibilidad de llegar a un paro sectorial. La patronal considera que la falta de la concentración de la oferta, tanto entre los agricultores como en las cooperativas y organizaciones de productores, provoca que los precios no remonten. Por eso propone como solución la integración de los agricultores en una organización de productores de naranja o en una central de ventas.