Los dos hermanos Bernier García, Jesús y Rafael, son los propietarios, gestores y "lo que se tercie" de Hermanos Bernier CB, por nombre comercial Materiales para la Construcción Bernier . Son proveedores de un sector que no acaba de salir de su larga crisis, pero afrontan la situación poniendo el máximo empeño en darle al cliente la mejor atención posible e innovando con nuevos productos.

--¿Cual es su actividad?

--(Rafael) Nos dedicamos a la venta de material de construcción en general, en todos sus elementos, ámbitos y partidas, y ahora estamos muy involucrados con la venta de la cerámica, porque creemos que es lo que ahora mismo tiene futuro. A raíz de la crisis, lo que más se hace es la pequeña reforma, mientras la obra general, lo que es ladrillo y cemento, está totalmente parada.

--¿Y el perfil de sus clientes?

--(R.) Tenemos tanto clientes particulares como empresas constructoras de Córdoba y provincia, y en Andalucía hemos vendido en varios sitios... ¡Hasta en Africa! A la zona de la Costa del Sol hemos llevado bastante material, Fuengirola, Marbella... Como los clientes tienen segunda residencia en la playa, pues confían en nosotros.

--¿Ahora ha aumentado su negocio con clientes particulares?

--(Jesús) No, más bien ha decrecido el de profesionales. El de particulares también ha decrecido, pero menos.

--¿Cuándo empezaron a notar la crisis?

--(J.) En el 2008 empezó a notarse la falta de obras, el descenso de la venta de viviendas. Nosotros tenemos un barómetro muy bueno, que son los clientes autónomos y las empresas de ocho o diez trabajadores, y nos iban diciendo que se quedaban sin presupuestos, sin trabajo, que tenían que despedir a trabajadores. Donde primero se notó fue en el mercado de segunda vivienda.

--La competencia se haría feroz.

--(R.) Si no hay demanda, por muy barato que vendas... Tenemos clientes, empresas de tres o cuatro trabajadores, que llevan un año sin hacer ni una obra. Es complicado.

--(J.) Todos intentamos coger la poca cuota de mercado que hay, y todos estamos de bajos precios, adaptándonos a las circunstancias, pero no hay mercado.

--¿Han reducido plantilla?

--(J.) En la empresa somos cuatro, más cuatro transportistas. Hemos llegado a tener seis, pero los transportistas son los mismos, autónomos que están aguantando.

--¿Cómo han actuado para afrontar la crisis?

--(J.) Lo que hemos intentado es mejorar la exposición, la atención personalizada a los clientes para darles el mejor servicio posible.

--(R.) Si tenemos que ir a casa del cliente a explicar cómo puede reformar un baño, pues vamos a medirlo, a darle ideas... Es fidelizar un poco al cliente y que vea que el trato personal y cercano es lo que merece la pena, porque el precio al final se olvida y lo que la gente recuerda es "oye, que Bernier nos trató bien, nos atendió una reclamación, o resolvió un problema"... El dinero se olvida un poco, pero el trato y la calidad prevalecen en todos los sentidos.

--Los empresarios siempre han dicho que lo difícil no es vender, sino cobrar. Y ahora, más.

--(J.) Lo de cobrar en este gremio es un problemazo, siempre lo ha sido, y hay que extremar la precaución. Pero nosotros tenemos clientes buenísimos, clientes de 20-25 años, que siempre han respondido y ahora nos están fallando, porque la crisis se los lleva. Somos conscientes de que son gente formal, pero el problema es que esto es una cadena, no les pagan, ellos no pagan...

--¿Y los bancos, qué?

--(J.) Otro cantar. En los bancos, todo lo que huela a ladrillo está prohibitivo. Yo hablo con gente de otros gremios y no les ponen tantas pegas. pero nosotros llevamos una remesa de pagarés de nuestros clientes al banco y la miran con lupa. Nos vemos negros para negociar.

--¡Qué panorama! ¿Y ven ustedes el final del túnel?

--(R.) Intentamos verlo, e intentamos ser positivos, pero la verdad es que no podemos, todo el mundo cuenta la misma historia, y llega un momento en el que dices, "mira, no quiero hablar de esto más".

--Pero están aquí día a día y tienen la ilusión de salir adelante.

--(R.) Intentamos ser positivos, porque no tenemos más remedio y porque esto es nuestra vida. Hay que tirar para adelante como sea, peleando con bancos, con proveedores, con quien haga falta, porque es lo que tenemos que hacer.

--(J) Hemos presentado unos nuevos morteros técnicos para la construcción, y también la cerámica Slinker, de Ecoinalco, que pesa muy poco y es de fácil colocación. Y los formatos son grandes y muy novedosos, van de 1x1m. hasta 1x3m.

-- Y Córdoba, ¿cómo va?

--(J.) La capital iba un poco mejor, pero en los últimos seis meses la provincia remonta un poco y la capital está fatal. Y cada vez se retrasa más la salida de la crisis, ahora hablan del 2014. Crees que la cosa no se puede poner peor, pues se pone.

--¿Volverán los buenos años a la construcción?

--(J.) Lo de 2006-2007 es imposible.

--(R.) No era normal, los bancos daban lo que no podían dar, préstamos increíbles a gente con nóminas mínimas... Y ahora no es que hayan cortado poco a poco, han dado el hachazo sin mirar la fidelización de los empresarios ni la trayectoria.

--¿Y qué necesita Córdoba?

--(R.) Pues a esta ciudad le hace falta como agua de mayo un centro de congresos que reactive un poco la economía en todos los niveles, porque esto es una cadena. Hay buenas comunicaciones, estamos en el centro de Andalucía, pero todo es de paso. Necesitamos algo que atraiga el turismo, presentaciones, ferias... Algo que mueva todos los negocios.