Los residentes de las calles Burell y Conde de Torres Cabrera vienen mostrando al Ayuntamiento sus quejas por el peligro que supone para vecinos y viandantes el tránsito por dichas zonas, que tienen el tráfico restringido.

Según han explicado a este periódico tanto responsables de la comunidad de vecinos Burell 1, como desde la asociación de vecinos Coso de los Tejares y del Consejo de Distrito Centro, las quejas se refieren a la falta de control sobre la circulación que discurre por esta zona, que tiene distintos rangos de restricción que no son respetados por los conductores.

En concreto, las quejas se centran en Conde de Torres Cabrera y Burell. En la primera de ellas, la circulación está permitida solo para vehículos autorizados y hoteles, y sin embargo los vecinos se quejan de que es una vía utilizada por todo tipo de vehículos, pese a que existe una señalización que indica la prohibición. Además señalan que antes de la peatonalización de Cruz Conde se planificó, al ser una zona Acire (con tráfico restringido), la colocación de una pilona en la plaza de las Capuchinas que, aunque llegó a colocarse, jamás se puso en marcha. Por ese motivo, los vecinos reclaman una mayor presencia policial en la zona para que controle y evite el paso de vehículos no autorizados por dicha calle y sancione además a los que incurren en exceso de velocidad.

Pero las principales quejas proceden del entorno de la calle Burell, una pequeña vía que une la plaza de las Doblas y Torres Cabrera con la calle Osario, y que tiene prohibida la circulación para todos los vehículos, excepto los taxis y los usuarios de cocheras. Las motocicletas tienen una prohibición expresa en un disco colocado a la entrada por la plaza de Las Doblas y un semáforo regula el tránsito entre los vehículos que salen de los garajes y los que circulan por esta sinuosa calle (dos curvas en apenas 100 metros), estrecha, con unas aceras de apenas 30 centímetros y unos bordillos altos, que impiden caminar por ellas y especialmente a personas mayores y carritos.

Los vecinos aseguran haber presentado varias quejas por escrito ante el Ayuntamiento de la ciudad por el peligro que supone el paso constante de motocicletas y ciclomotores que hacen caso omiso a la señalización (este periódico ha comprobado esta afirmación) con el grave riesgo que supone para una calle en cuyas proximidades hay una guardería (Mi granja), un colegio (Divina Pastora) y un centro de Mayores (Capuchinos).

La indignación de los vecinos es tal que han llegado a hacer controles del número de motos que pasan en un día por la calle, como señala el presidente de la Comunidad de Vecinos Burell, 1, Antonio Flores Mata, que llega a los 200 aproximadamente. Por eso, han llegado a proponer al Consistorio que tome medidas aportando un mayor despliegue policial, así como colocando una cámara que capte todas las infracciones para poder posteriormente sancionar a los infractores. Indican que, al respecto, el Ayuntamiento respondió que no existen recursos económicos para tal instalación. Esta comunidad de vecinos va más lejos, pues aseguran que incluso coches oficiales del Ayuntamiento han pasado por esta vía para llevar a sus ocupantes a la Diputación.

Por otro lado, el presidente del Consejo de Distrito Centro, Rafael Soto, ha señalado que efectivamente se han recibido distintas quejas sobre este asunto, motivo por el que dice que se está recabando toda la información posible al respecto, para poder llevarlo a consulta con el Ayuntamiento en el más breve plazo de tiempo posible.