Sin género de duda alguna, en esa hoguera se quemaron dos cuerpos de dos personas de edades concretas", en referencia a los pequeños Ruth y José, los niños que desaparecieron en Córdoba el pasado 8 de octubre. El doctor Francisco Etxeberria resumía de esta forma el contenido de los cinco informes periciales que ayer conocieron el juez José Luis Rodríguez Lainz y las partes representadas en la causa que se sigue contra José Bretón y que suscribe también Josefina Lamas, la perito de la policía que emitió un informe en el que aseguraba que los huesos que encontró en la parcela de Las Quemadas no eran humanos.

La comparecencia de los equipos de forenses duró más de cuatro horas en las que se proyectaron con un cañón de luz en una pantalla las fotos tomadas por los distintos equipos de expertos y en las que hubo "una unanimidad total" sobre la naturaleza humana de los restos, según detalló Etxeberria, profesor de Medicina Legal del Instituto Vasco de Criminología. También compareció el profesor José Antonio Sánchez, de la Universidad Complutense, mientras que el antropólogo José María Bermúdez de Castro, codirector del yacimiento de Atapuerca, no pudo asistir y la exposición la asumió Etxebarria.

Con esta diligencia "se esclarece completamente este asunto", según dijo, pues "hemos podido ir viendo que la exposición de nuestros colegas coincidía con la nuestra", motivo por el que "la diligencia ha tenido esa parte de beneficiosa". "Las cosas se tienen que hacer en serio como se está haciendo y como peritos tenemos que decir que no es una tarea tan difícil teniendo un nivel de especialización", apuntó.

Según destacó, José María Sánchez de Puerta, el abogado de José Bretón --acusado de dos asesinatos con alevosía y agravante de parentesco-- ha agradecido "el nivel de detalle" de la sesión.

En opinión de Reposo Carrero, la abogada de Ruth Ortiz, la madre de los niños, este forense "ha resuelto el caso" y añadió que "gracias a él, los niños algún día se podrán enterrar". Y es que la investigación dio un vuelco a mediados de agosto cuando se conoció que el equipo de este prestigioso profesional había concluido en un informe que los restos eran humanos. A ello se sumó un estudio de Bermúdez de Castro en el que detallaba que una de las piezas dentales pertenecía a un niño de 6,22 años de edad con un error de más menos 43 días, edad que coincide con la de Ruth en el momento de la desaparición.

Las conclusiones a las que llegaron ayer estos expertos "es una verdad afianzada en este momento y no deja espacio a la incertidumbre o a la duda", resaltó el profesor vasco. "La verdad", subrayó, "es aquella que se deriva del acto del juicio oral y habrá que esperar al momento final y ver qué dicen los tribunales".

FALTA EL ADN Aunque aún falta el dictamen del Instituto de Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela sobre el ADN, "el que exista o no" un resto genético en las piezas dentales que se están analizando "no tiene ningún valor. No solemos tener dos niños de dos y seis años quemados en una hoguera y precisamente en Las Quemadas".

Este instituto, que dirige el doctor Angel Carracedo, ya ha advertido que "dado el estado de las muestras" de piezas dentales halladas en la hoguera de la finca de los abuelos paternos "será prácticamente imposible obtener perfiles de ADN". El principal obstáculo son las altas temperaturas que alcanzó el fuego, cerca de 800 grados centígrados.

El padre de los niños, José Bretón, está internado en la prisión provincial de Alcolea desde el 21 de octubre y sobre él pesa la acusación de dos asesinatos con alevosía y agravante de parentesco. A pesar de varias evidencias en su contra, Bretón se ha mantenido firme en sus declaraciones ante la Policía Nacional y ante el juez y asegura que perdió a sus hijos en el parque Cruz Conde.