El año pasado se registró un aumento significativo del número de madres que, en el momento del parto, renunciaron a sus hijos, entre las que había principalmente mujeres españolas y rumanas. Una situación que, según el Servicio de Protección de Menores, no está relacionada con la crisis. Estos bebés recién nacidos son los más solicitados por las familias españolas, si bien su adopción no puede formalizarse antes de que hayan pasado seis semanas del nacimiento del menor, un plazo establecido por ley para garantizar que la madre tiene un tiempo para pensarlo antes de que se inicie el proceso definitivo. En ese periodo de tiempo, los niños residen con familias en régimen de acogimiento de urgencia de forma temporal. Actualmente, el número de familias disponibles para acogimientos de urgencia es superior al de niños, sin embargo, escasean las familias dispustas a realizar acogimientos permanentes, lo que obliga a muchos menores a vivir en centros de acogida.