Las pruebas de los médicos forenses determinan que hubo "una pelea larga, dura, tenaz e intensa con hasta 91 puñaladas" que provocaron la muerte "por hemorragia" de la prostituta de 33 años del Cerro en Córdoba a manos del varón, de 69 años de edad en el momento de los hechos, acusado de un delito de asesinato con ensañamiento.

En este sentido, el abogado de la defensa ha explicado a Europa Press que las declaraciones de los forenses son "esclarecedoras", puesto que "casi todas las pruebas" llegan a la conclusión de que existió una pelea "con hasta 91 puñaladas", pero, según subraya, "no hay ensañamiento como tal", porque la víctima murió por "una hemorragia producida por la cantidad de cortes en la cabeza, la cara y las manos que terminó con fallo cardiaco", si bien "no hubo una sola puñalada que afectara a un órgano vital".

Por tanto, esta situación, a su juicio, "destruye completamente la posibilidad del asesinato", porque "fue una pelea con un empleo de armas blancas", concretamente un cuchillo y un hocino por parte del acusado, como "consecuencia de su debilidad física ante la mujer". En definitiva, defiende que fue homicidio, al tiempo que pide la eximente por trastorno mental, dado que su cliente "no era consciente" de lo que hacía por "déficit cognitivo".

Además, en la vista con jurado también ha declarado el padre de la víctima que, según el letrado, ha indicado que no tenía relación con su hija desde los 15 años, pero supuestamente "le ayudó a entrar en un centro de drogodependientes", teniendo en cuenta la adicción a las drogas de ella; y también ha comparecido un vecino del acusado que ha manifestado que es conocido en el barrio como "'El loco' y que no se relacionaba con nadie y siempre estaba borracho".

El juicio se celebra desde este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Córdoba con un tribunal popular, y tras las declaraciones de este martes por parte de los forenses, la sesión continúa este miércoles.

EL ACUSADO NO RECUERDA EL CRIMEN

Por su parte, el anciano ha relatado en el juicio, con tribunal popular, que la víctima se burlaba, le robaba e incluso le agredía, algunas veces con ladrillos, al tiempo que ha declarado que no recuerda el crimen y que "no lo ha hecho, ni mucho menos asestar 91 puñaladas".

Al respecto, el abogado del acusado ha manifestado que en su defensa alega que los hechos no fueron asesinato, como solicita el Ministerio Público, la acusación particular y popular, sino que, a su juicio, fue un homicidio como consecuencia de "un arrebato" de su cliente por padecer un trastorno mental "desde hace años", por lo que pide la eximente.

En su declaración, según comenta el letrado, el procesado, S.C.R., ha divagado y ha negado "tajantemente" que no cogió un hocino para supuestamente matar a su víctima, como sí se recoge en la declaración policial y en la judicial en la que se confesó autor del crimen. Y es que, según su defensa, el acusado estaba afectado ese día por "una medicina", de modo que "no se encontraba bien, ni física ni psíquicamente, pero ni el día que ocurrieron los hechos, ni después, ni ahora", por su trastorno mental a raíz de "una medicación abandonada y la ingesta de bebidas alcohólicas".

Así, durante unos 30 minutos, el fiscal le ha interrogado para "intentar" que reconociera los hechos, pero el acusado, en palabras de su defensa, "no ha dado una respuesta coherente con lo sucedido" y ha sido "como si tuviera en la cabeza una nube o que está en una onda diferente", algo que "no lo ha hecho como estrategia de defensa", sostiene su abogado.

Ante esta situación, el letrado cree que "el detonante fueron las múltiples peleas" entre la víctima y el anciano y una de ellas durante "varios minutos" supuestamente motivó el suceso con desenlace mortal; al tiempo que destaca que hay un informe pericial cuya conclusión es que "se duda de que este hombre tuviera conciencia de lo que hacia".

No obstante, él mismo confesó su autoría de manera "espontánea" a la Policía y al juez tras los hechos en abril de 2010, alegando que la víctima "le estaba haciendo la vida imposible", según explica su abogado, quien apostilla que en la declaración de este lunes S.C.R. no recuerda los hechos e incluso los desmiente.

La sesión ha comenzado este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial con la presencia de un jurado y las declaraciones de agentes de la Policía Científica, de Homicidios y de Seguridad Ciudadana, cuyos testimonios, a juicio del letrado, no avalan que fuera asesinato este suceso, por lo que insiste en que fue homicidio. La vista continúa este martes con declaraciones de los vecinos o familiares. LOS HECHOS

En concreto, la Fiscalía solicita un total de 17 años de prisión para el anciano, mientras que la acusación particular solicita 20 años y la popular una pena de 23 años. Según recoge la calificación fiscal, a la que ha tenido acceso Europa Press, en septiembre del año 2009, la víctima, que era adicta al consumo de drogas tóxicas, estupefacientes y sustancia psicotrópicas, conoció al acusado mientras ejercía la prostitución en la calle Rey Don Pelayo de Córdoba.

Desde dicha fecha, el presunto asesino había mantenido en diversas ocasiones relaciones sexuales con dicha mujer, que con frecuencia dormía en su domicilio, donde supuestamente tuvieron lugar numerosas discusiones entre ellos motivadas por desacuerdos en el pago de los servicios sexuales.

En la madrugada de un día no determinado, pero comprendido entre el 7 y 9 de abril de 2010, según agrega el escrito del fiscal, iniciaron una discusión en la que el acusado cogió un cuchillo y un hocino y se aproximó a la mujer a la que supuestamente comenzó a asestar puñaladas, hasta un total de 91, en distintas partes del cuerpo.

La multitud de heridas sufridas por la víctima causaron una cuantiosa hemorragia externa lo que le originó una insuficiencia cardiocirculatoria que le provocó la muerte por shock hemorrágico.

NATURAL DE HUELVA

La mujer fallecida era natural de Huelva y tenía cinco hijos. Según agrega el Ministerio Público, a la mujer no se le conocían otros ingresos que los derivados del ejercicio de la prostitución, los cuales destinaba principalmente a su subsistencia y a adquirir las drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas a las que era adicta.

En la fecha de la comisión de los hechos, el presunto asesino sufría un cuadro depresivo y de abuso de bebidas alcohólicas con intoxicaciones etílicas agudas esporádicas, así como un trastorno cognitivo que no producía alteración alguna en la capacidad de comprender la ilicitud de sus actos, pero sí una situación de gran carga afectiva y psicológica que puede asimilarse a una alteración leve en la capacidad de su voluntad.