El cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, se despidió ayer de la diócesis cordobesa en la Catedral, donde se celebró la misa de acción de gracias por el número mil de los Cursillos de Cristiandad.

La solemne eucaristía fue presidida por el cardenal Rylko y concelebrada por el nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, y varios obispos, entre los que se encuentran el propio titular de la diócesis cordobesa, Demetrio Fernández y el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo.

La ceremonia fue seguida por más de 3.000 personas que abarrotaron el primer templo de la diócesis.

El purpurado, a lo largo de su homilía se dirigió a los fieles para manifestarles que es "todo un orgullo para la diócesis poder celebrar el número mil de los Cursillos de Cristiandad". Asimismo, repasó la historia de este movimiento para seguidamente transmitirles a los fieles que "vosotros sois un don del Espíritu Santo, un instrumento de la misión evangelizadora". El cardenal Rylko indicó que son tres las tareas de extrema importancia para las asociaciones laicales: "ser escuela de santidad, de misión y de comunión". Finalmente señaló que los cristianos deben "ser sal de la tierra y luz del mundo enviados de modo particular por la doctrina social de la Iglesia".

Con esta eucaristía la diócesis puso fin a los distintos actos que durante el fin de semana se han llevado a cabo con motivo del aniversario del número mil de los Cursillos de Cristiandad y donde el cardenal Rylko ha participado activamente. Así, el pasado sábado se reunió con los movimientos y asociaciones laicales de la diócesis de Córdoba en la casa de cursillos de San Pablo para celebrar un encuentro del laicado asociado y donde el cardenal expuso una ponencia sobre el laicado y la nueva evangelización.

Asimismo, el sábado por la tarde el presidente del Pontificio Consejo para los Laicos compartió en la iglesia de la Compañía un tiempo con más de 500 jóvenes de la diócesis, donde se celebró una eucaristía y posterior adoración al Santísimo.

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad nació en Mallorca entre los años 1940-49, y llegó a Córdoba en 1954 de manos de equipos de Madrid que lo impartieron para jóvenes. Hasta la fecha, cerca de 33.000 cordobeses han hecho los Cursillos de Cristiandad.