Desde aquel Plan de Accesibilidad del Casco Histórico (que costó un dinerito) ha llovido mucho y se ha avanzado muchísimo en la mejora, reforma y peatonalización de Centro Histórico. Y además, se hizo con cintura política. Quizá demasiada, porque ahora hay cierta sensación de que se improvisa, de que se toman decisiones a salto de mata. Quizá sea el momento de volver a sentarnos para decidir entre todos y con claridad qué tipo de Centro queremos.