No hay más que echar un vistazo a las zonas de bares de Córdoba para darse cuenta de que la ley antitabaco está cambiando la estética urbana. Y es que, por más que se empeñen las autoridades sanitarias, todavía hay centenares de cordobeses empeñados en combinar sus ratos de ocio con el tabaco y bares dispuestos a ofrecer a sus clientes fumadores un plan B que compatibilice el hábito tabáquico con la comodidad.

De ahí que, en plena crisis, cada vez sean más los establecimientos hosteleros que, al inicio de la temporada de lluvia y frío, se estén sumando a la tendencia generalizada de instalar algún tipo de cerramiento en las terrazas. "Desde el año pasado, se ha duplicado la demanda de capotas y cerramientos destinados a bares y restaurantes", confirman en Toldos Cruz, donde señalan que la inversión depende del cerramiento elegido aunque la media ronda los 3.000 euros. Se trata de salas de fumadores instaladas en plena calle donde los clientes que fuman y los que no están obligados a convivir. "Desde que entró en vigor la ley, hay gente que se ha vuelto muy estricta con que nadie fume a su lado, pero los fumadores también exigen su espacio, así que a veces hay polémica", explica el responsable de un bar del entorno de Ciudad Jardín, "por eso unos piden que se cierre totalmente la carpa, y otros que se deje la mitad abierta para que puedan fumar".

La opción del cerramiento supone para algunos una inversión con la que intentar combatir la crisis. "En estos tiempos, hay que poner en práctica nuevas ideas, así que estamos pensando en instalar calefactores para cuando apriete el frío y una tele de pantalla grande que se vea desde la terraza", afirman en un establecimiento del Vial Norte donde tienen claro que contar con una terraza cubierta es una inversión de futuro.

Entre la ciudadanía, hay opiniones para todos los gustos, aunque ya hay voces que sugieren que las carpas cumplan ciertos requisitos estéticos para que no afeen avenidas o aceras. De momento, desde el Ayuntamiento lo que se controla es la seguridad. Según Luis Martín, teniente alcalde de Urbanismo, "la instalación de un cerramiento supone la ocupación de una vía pública, por lo que exige presentar un proyecto donde se garantice la seguridad y la accesibilidad en la zona". La cuestión estética queda a gusto del consumidor.