El panorama nacional no es demasiado alentador. El aeropuerto de Jerez ha perdido el 37% de los viajeros en cuatro años, pasando del 1.500.000 del 2007 a los 938.000 de este año y eso a pesar de las inversiones realizadas. Hay que tener en cuenta que las cifras recogen los viajes de diez meses y que AENA confía en romper a final de año esta tónica y repetir el millón de viajeros del 2010, del que ya está muy cerca. Su problema es que cada vez tiene menos vuelos y ya no une Jerez con Viena, Zurich, Luxemburgo, Londres, Bruselas y Berlín, fuera de España; y Bilbao y Faro, dentro. Lo último ha sido el final de las rutas de Vueling a Barcelona y de las de Ryanair a Londres y Madrid --de forma provisional--. En cambio, Málaga y Sevilla ganan usuarios.

Un caso llamativo es el del aeropuerto privado de Ciudad Real. El aeródromo que abrió en diciembre del 2008 ofreció la semana pasada su último vuelo comercial, el de Vueling a Barcelona. Previamente, había perdido a Air Nostrum y Air Berlin. Ahora, inmerso en un concurso de acreedores, se queda para vuelos privados y sus administradores concursales han pedido su cierre provisional.

En Reus, Ryanair, la única compañía que había, dejó de operar ayer y no vuelve hasta abril, poniendo fin a los vuelos comerciales y dejando a 88 trabajadores en el paro. En Albacete, Air Nostrum ha suspendido la conexión diaria con Barcelona por su escasa rentabilidad. Allí se esperaban 2,5 millones de pasajeros anuales, pero la media diaria ha sido de 65. Un aeropuerto nuevo con pocos viajeros es León, donde el año pasado, momento en el que se inauguró, se gastaron 70 millones de euros y tiene tan solo 7.000 usuarios al mes. Llamativa es también la situación de Castellón, también privado, que se inauguró en marzo pero no tiene vuelos.