Casa Arabe se mira en el pasado de Córdoba desde una bellísima casa mudéjar (que merece ser visitada por los cordobeses en la calle Samuel de los Santos Gener) y mira hacia el futuro con esperanza. Libertad e innovación es la exposición sobre caligrafía, que puede verse en la sede y que reúne precisamente en su título la aspiración de España respecto a los países protagonistas de la primavera árabe. La inauguración de la nueva sede reunió a una nutridísima representación de políticos, encabezada por las ministras Trinidad Jiménez y Rosa Aguilar, y los embajadores de 17 países árabes, que quizá echaran en falta que ningún discurso --y hubo unos pocos-- fuera traducido al árabe o incluyera al menos un salam aleikum . En el plano más local, el morbo mediático se concentró en el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, y la exalcaldesa a cuenta de la Copa Davis, ya que el acto estuvo precedido de un comunicado del portavoz del PP, Miguel Angel Torrico, en el que espetaba a Aguilar en calidad de qué iría al Coso de los Califas. Todo por cuenta de la superpolitización que ha experimentado el evento deportivo. Un mal rollo que quiso zanjar al menos en las formas el propio alcalde, en cuyo discurso incluyó agradecimientos a sus predecesores en la Alcaldía y a Miguel Angel Moratinos, que, por cierto, a pesar de ser el gran impulsor del proyecto permaneció en un discretísimo plano. En un ámbito mucho más prosaico debemos incluir los taconazos de Trinidad Jiménez, poco adecuados para nuestras callejuelas empedradas; el olor a adobo frito que planeó hasta que se sirvió el cóctel; y la presencia de Emilio Casinello, miembro del jurado de la Capitalidad Cultural, a cuyo paso hubo quien no le deseó precisamente buenas tardes.