8.30--9.00 horas. 1 de septiembre. Las puertas de los institutos se abren para recibir a los primeros alumnos de la ESO y de Bachiller, que llegan a sus centros de estudios dispuestos a demostrar que el verano no ha pasado en balde, que han hincado bien los codos y que están dispuestos a convencer a sus profesores para que en la segunda oportunidad que da septiembre borren de sus expedientes todo vestigio de cate y puedan seguir adelante libres de toda mancha.

Los nervios se mascan en los minutos previos a la entrega del examen. "He estado en Inglaterra este verano con una beca, así que espero aprobar el examen", explica Julián, alumno de Bachiller del IES Averroes que sale de la prueba contento. "He escrito tres folios y creo que lo he hecho bastante bien", afirma seguro. En este instituto, según la jefa de estudios, Esther Madero, el inglés es la asignatura que más cuesta a los alumnos. "Son buenos en matemáticas, pero por alguna razón, siempre hay muchos suspensos en inglés". Por cursos, segundo de la ESO es el que suele costar más a los chavales. "Puede que sea por la edad (14 años) o puede que sea casualidad, pero es el año en que suelen tener más problemas".

En apenas dos días, el futuro académico de cientos de alumnos se jugará a una carta. Todo dependerá del número de suspensos que sean capaces de aprobar aunque, según las estadísticas, alrededor del 20% de los alumnos repite curso, tanto en la ESO como en Bachiller. La semana que viene se publicarán las notas. El reto de muchos, quedarse con un máximo de dos, ya que con tres o más se repite curso. El sueño de los alumnos, aprobarlos todos.