"Mi sueño es tener una casita portátil e instalarme en un cámping del Cabo de Gata, vivir sola junto a la playa", dice al instante de oír la pregunta, sin dudar. "Me imagino mirando al mar, tomando el sol, tranquila", asegura con el desparpajo que le caracteriza. Viéndola sonreír, tan llena de vitalidad contagiosa, nadie podría imaginarla víctima de una depresión. "Yo vivo todo muy intensamente; si soy feliz, soy la mujer más feliz, pero cuando me hundo, no encuentro consuelo".