El ministerio fiscal ha solicitado dos años de cárcel para cada uno de los dos acusados de atropellar a diez jóvenes que se encontraban de madrugada en una parada de autobús de Chinales y a los que ocasionaron lesiones de diferente consideración. Los procesados invadieron el acerado al perder el control del vehículo como consecuencia de un trompo que hicieron tirando del freno de mano. El fiscal considera los hechos constitutivos de un delito de lesiones por imprudencia en concurso con otro contra la seguridad del tráfico.

Según las conclusiones provisionales del fiscal, en la mañana del 14 de febrero del 2009, los acusados --el conductor y el copiloto que, según se informó entonces, tenían 19 y 22 años, respectivamente--, después de haber estado consumiendo bebidas alcohólicas desde la madrugada, circulaban con un Renault 5, propiedad del primero, por el casco urbano. Sobre las 6.30 horas se dirigieron al polígono de Chinales, donde "de común acuerdo y conscientes del evidente peligro para los usuarios de la vía", mientras el conductor agarraba fuertemente el volante, el copiloto accionaba "bruscamente" el freno de mano para hacer un trompo.

PERDIDA DE CONTROL En una de estas ocasiones, según el fiscal, circulando por la avenida Profesor Arnold J. Toynbee, el copiloto tiró del freno de mano y el conductor perdió el control del vehículo, invadió el carril derecho y colisionó contra el acerado, subiéndose al mismo y arrollando a varias personas que se encontraban en una parada de autobús. El vehículo salió despedido impactando contra la valla de una nave.

Como consecuencia del accidente resultaron lesionados diez jóvenes, siete hombres y tres mujeres, que sufrieron policontusiones, latigazos cervicales y erosiones. Según se informó entonces, sus edades estaban entre los 19 y 21 años, y siete de ellos tuvieron que ser traslados al hospital Reina Sofía. El suceso causó escenas de gran confusión en una zona a la que en esa hora eran muchos los jóvenes que se encontraban en las aceras abandonando las discotecas tras una larga noche de fiesta.

Después de que la Policía Local detuviera a los ocupantes del vehículo se le realizó la prueba de alcoholemia. Aquel día se informó de que el conductor dio una tasa de alcohol de 0,19 miligramos por litro de aire expirado y en un segundo test, 0,14, de forma que dio positivo solo en el primer control, ya que al ser un conductor novel el límite máximo está establecido en 0,15 miligramos. El acompañante, al que también se le realizó la prueba de alcoholemia, dio un resultado de 0,55 miligramos.