La cantidad de agua dulce del Planeta es un mínimo porcentaje de la que hay en la hidrosfera. Aún así, hay suficientes recursos hídricos para satisfacer las necesidades de todo el mundo. Por contra, su distribución desigual y la gestión ineficaz han provocado que más de un millón de personas no tengan acceso al agua potable en la actualidad, y que, de seguir con esta tendencia, en menos de dos décadas el número de personas privadas de acceso a agua potable se cuadruplique. El agua, un recurso considerado hasta ahora como renovable, ha pasado a ser "no renovable y limitado" debido a la pérdida de equilibrio del ciclo hídrico. Esta pérdida de equilibrio, propiciada por la sobreexplotación de los acuíferos, la deforestación, la gestión ineficiente y la contaminación está llevando a la disminución del caudal de los ríos, a la desaparición de la fauna y flora de las riberas, a catástrofes sociales y conflictos políticos. En todas partes son muchos los ejemplos de territorios agotados, poblaciones desplazadas o sumamente empobrecidas y ecosistemas desaparecidos de forma irreversible por la imposición de infraestructuras antinaturales cuyo coste e impacto ambiental jamás quedarán cubiertos por los beneficios que pudieran generar.