Alrededor de 1770 se encargó a Alonso Gómez de Sandoval el retablo mayor de la iglesia de la Merced, desaparecido en el incendio de 1978. El testero del coro lucía una pintura mural, restaurada por Eduardo Corona, que representaba la primera aparición de San Rafael al beato Simón de Sousa.

--Ha escrito el periodista Francisco Solano Márquez que cuando ocurrió el incendio de la iglesia de la Merced, el 29 de enero de 1978, hubo quien creyó que habían vuelto de nuevo los episodios anticlericales e incendiarios de la Segunda República.

--Pero no fue así. Un hospiciano entró por el ambulatorio de la avenida de América, vigiló al guardia de seguridad y cuando éste estaba dando una vuelta de control se metió en la Diputación. Antes había cogido las llaves de la iglesia, cogió ropas de la sacristía y les metió fuego. Después lo indultaron porque decían que tuvo una niñez difícil. La restauración de la iglesia estaba acabada, incluida la pintura mural del coro. Solo faltaba la sillería del coro y todo desapareció.

--¿Lloró ese día?

--Sí. Rafael de la Hoz, delante del que entonces era presidente de la Diputación Manuel Santolalla, me dijo que no me preocupase, que eso lo reconstruíamos. Antes del incendio estaba acabando la sillería del coro. Hubiera sido bonito de ver, pero el destino quiso esto. Yo me decía: "¡Esto es una pesadilla, que no podía ser!".

--¿Qué otros trabajos ha hecho en la Diputación?

--A raíz del incendio comencé a encargarme de varias escuelas taller para recuperar el retablo que quedó hecho cenizas. Numerosas personalidades se interesaron por conocer cómo trabajábamos. Lo hicieron los Reyes, el anterior presidente de la Junta, ministros, el ex presidente de Honduras, Oscar Arias, deportistas... Un sin fin de autoridades. También he hecho el artesonado de la escalera blanca, que había estado muchos años con unas vigas de hierro y uralita. Quedó como si fuera un mirador conventual con las características del siglo XVIII. Además, me encargué de la rehabilitación del salón de plenos y le hice una mesa al presidente de la Diputación, que había tenido muchos años una mesa de madera innoble, que no tenía ni cajón. Además, entre otros trabajos, diseñé el atril con el libro de la Constitución y el caballete donde está la foto del Rey. Hice una mesa para el salón de actos y he realzado fuera de Córdoba la labor de la Diputación en exposiciones. Por otro lado, en los 80 tuve una profunda labor pictórica. Cuando se inauguró el Museo Diocesano me pidieron que restaurase cuadros de los reyes de la dinastía Borbón y que hiciera también algunas reproducciones. Por su parte, restauré lienzos del siglo XVII, para la iglesia de San Cayetano.