LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO CORDOBA, 16 DE AGOSTO DE 1931.

TRAYECTORIA FUE PRESIDENTE DE LA CAJA RURAL DE CORDOBA DURANTE 40 AÑOS Y TAMBIEN OCUPO DISTINTAS RESPONSABILIDADES EN LA ANTIGUA COOPERATIVA ALGODONERA, ETEA O EL CORDOBA CF. CASADO CON PURIFICACION DELGADO, ES PADRE DE SEIS HIJOS.

Aunque su familia era oriunda de Fernán Núñez, Ricardo López Crespo nació en Córdoba en 1931, ciudad a la que se habían desplazado sus padres un año antes. Desde muy joven tuvo claro que sus raíces agrarias serían las que definirían su trayectoria vital. El joven Ricardo disfrutaba a finales de los años cuarenta con las tertulias de mayores en las que se hablaba del mundo rural. Estudiante en Cultura Española, el antecedente de La Salle, inició Veterinaria en Córdoba, aunque a los dos años abandonó esta carrera para empezar Derecho. Sin embargo, la muerte de su padre le obligó a dejar los estudios y dedicarse a la gestión de la finca familiar. Ricardo López ha ocupado importantes responsabilidades en el mundo agrario cordobés, desde la secretaría de la Cooperativa Algodonera durante varias décadas y la presidencia de la Caja Rural de Córdoba entre 1969 y 2009. Parco en palabras, este cordobés de casi 80 años sigue residiendo en la avenida de La Victoria.

--Usted tenía cinco años cuando se produjo el levantamiento militar de Franco y ocho cuando finalizó la guerra. ¿Dónde residía y cómo lo vivió su familia?

--Mi familia estaba muy preocupada por la situación que se generó. Recuerdo las dificultades de aquellos años de guerra y el miedo por los bombardeos. Yo era muy pequeño y no me daba cuenta de lo que sucedía. Solo recuerdo que teníamos gran miedo porque no se sabía lo que iba a ocurrir.

--¿Cómo era la sociedad cordobesa de la posguerra?

--Se pasaba mal, aunque yo los recuerdo por ser los años de los estudios. Mis padres lucharon para que no les faltara nada a sus hijos. Había pobreza, pero mi familia siempre fue muy ahorradora. Hubo carencias, pero se trataba de salir día a día de la situación. Comíamos, aunque no fueran cosas selectas, pero podíamos comer.

--¿Dónde estudió y cuál fue su formación posterior?

--Yo estudié en Cultura Española, que fue el antecedente de La Salle. Era una formación estricta, había mucha disciplina, pero tengo grandes recuerdos. El último año que estuve, que fue en 1948, se puso la primera piedra de lo que sería La Salle.

--¿Con quién estudió?

--Allí estudiaban los Fuentes Guerra, los López Laguna o los Jiménez Ortiz. Cultura Española era el centro más duro y estricto de la época. Yo mantengo unos grandes recuerdos de esta etapa de mi vida. Tras aprobar el bachiller y hacer la reválida, empecé Veterinaria. Cuando llevaba dos años me di cuenta de que no me gustaba porque el ganado se había venido abajo en la Campiña. Entonces, inicié Derecho en Sevilla. Estuve un año allí, pero, al morir mi padre, dejé los estudios para dedicarme a la explotación familiar junto a mi hermano Martín.

--En 1962 fue uno de los fundadores la Cooperativa Algodonera. ¿De dónde surgió la idea y de quién?

--Junto a mi tío Francisco y a Ricardo López, había hablado de montar una desmotadora. Cuando fuimos al notario, don Vicente Flórez de Quiñones, nos dijo que se iba a celebrar una asamblea en el sindicato en la que se iba a poner en marcha una cooperativa algodonera. Ya se habían organizado los distintos municipios y algodoneros de la Campiña. Don Vicente nos comentó que parásemos el proyecto, pues existía esta otra iniciativa cooperativa. Cinco minutos antes de empezar la asamblea, mi hermano Martín y yo nos fuimos a la oficina del sindicato y nos hicimos socios. En el orden del día venía que la asamblea debía dar poderes al consejo para que la comisión comenzara a trabajar. La comisión ejecutiva la iban a integrar Jacobo Navarro, Francisco Jiménez y Francisco Segado. Pero, entonces, se levantaron muchos labradores y se dijo que se daba el permiso, pero exigieron que me pusieran a mí como secretario en lugar de Francisco Jiménez, y así se decidió. Los tres fuimos al Banco Central y avalamos con nuestro patrimonio el préstamo de 6 millones para comprar semilla. --¿Había muchos algodoneros en Córdoba?

--Sí, había gran entusiasmo con el cultivo. Luego se habló del milagro cordobés por la rapidez en la que se hicieron las instalaciones. Teníamos que buscar terrenos. El 26 de mayo de 1962 estábamos viendo la finca y el 9 de septiembre ya estábamos desmotando. Eso sí, ese verano no veraneamos, nos quedamos en el campo. En tres meses se había hecho la fábrica. Cuando se puso en marcha la cooperativa, el precio del algodón se duplicó. Anteriormente compraban Cepansa, Hytansa y Textiles Reunidas, que hacían lo que querían con los agricultores. La cooperativa era necesaria.

--¿Cuántos socios se integraron en aquellos inicios de la Algodonera?

--Todos los agricultores de Córdoba, los que cultivaban algodón, pero también trigo o girasol. En el momento cumbre de la cooperativa se llegó a 15.000 socios y fue la primera empresa de Córdoba, con una facturación de más de 10.000 millones de pesetas. Más de 300 personas trabajaban en las instalaciones.

--El algodón era un cultivo no muy extendido, ¿por qué piensa que pudo tener tanto desarrollo la cooperativa?

--Todos hicimos un gran esfuerzo para defender el algodón, porque buscábamos defender el precio. Había pequeños y grandes agricultores de Córdoba.

--¿Qué sucedió después para que comenzara a venirse abajo?

--Fue por la sequía de 1993 a 1996. Se había hecho una inversión importante en los años anteriores para adquirir nueva maquinaria, una extractora de aceite- Había una capacidad desmotadora de 60 millones de kilos. Con esa inversión realizada, llegó la sequía, y de tratar unos 50 o 60 millones de kilos de algodón, más 40 millones de girasol y otros de trigo, se vino todo abajo. Se mantuvieron los empleados durante dos años y no había casi actividad. En esa etapa ya no estaba yo. A eso hay que unir la competencia de los chinos.

--¿Cómo se llegó a la administración de Martínez Sagrera?

--Cuando se produjo la sequía y las deudas no se podían pagar, se intentó negociar. El primer préstamo era de la Caja Rural y dijeron que se daría un tiempo, pero los otros bancos, que tenían préstamos y segundas hipotecas, no dieron tanto plazo. Como eran préstamos secundarios y veían que podían no cobrar, el Banco Central y el Banco de Andalucía aceptaron la oferta de compra de la deuda por los Martínez Sagrera. Entonces pidieron el embargo y le dieron la administración judicial. Otro grupo de agricultores se unieron en Ciasur, fueron a los tribunales y ganaron la subasta. Se quiso poner de nuevo en marcha, pero no hubo apoyo suficiente. Entonces, la vendieron a Eurosemillas y, después, la adquirió Rafael Gómez.

--También estuvo en Iccosa y en otras sociedades. ¿Qué sucedió para que tuviera que cerrar?

--Era un matadero de la Caja Rural, del Monte de Piedad y unos empresarios catalanes. Estos se cansaron de la gestión y quisieron que lo llevásemos nosotros. Pusimos de presidente a Diego Barrena, que era consejero de la Caja Rural, pero como la industria cárnica entró en crisis, acabó cerrando.

--A finales de los sesenta, en 1969, es nombrado presidente de la Caja Rural de Córdoba. ¿Cómo se produjo su llegada?

--El 22 de febrero de 1969 había quedado en Sevilla para terminar la compra de una finca, que también quería el torero Diego Puerta. Ese día había asamblea en la Caja Rural para nombrar nuevo presidente. En la asamblea, Antonio Jiménez, jefe del sindicato de las cooperativas, era partidario de que se eligiera al presidente de la cooperativa de La Purísima, pero la asamblea me dio el apoyo a mí, pese a que no estaba allí. Cuando llegué por la noche me llamó un primo y me dijo que me habían nombrado presidente. Pusieron un veto en Madrid, porque decían que no podía ser presidente al no estar en la asamblea y no haberme presentado, pero me ratificaron.

--¿Cuáles fueron los primeros pasos que dio como presidente de la Caja Rural de Córdoba?

--Yo no pensaba aceptar el cargo porque la situación era complicada en la entidad. Pero Madrid dio el visto bueno y el amor propio de tratar de cambiar el rumbo me llevaron a aceptar la presidencia.

--¿Tenía implantación la Caja Rural en aquellos años?

--Era una entidad con poca importancia, un pequeño local con cuatro o cinco empleados.

--¿Qué tipo de clientes eran los que tenía la Caja Rural?

--Casi los mismos de la Algodonera, agricultores y representantes de cooperativas.

--¿Cómo ha evolucionado la Caja Rural desde entonces?

--Ha tenido un gran crecimiento y asentamiento en Córdoba. Yo dejé la caja con un ratio de morosidad del 1,5%. Se tuvo mucha precaución para evitar el riesgo de la burbuja inmobiliaria. Me encuentro muy satisfecho de la gestión, porque yo hice lo que creía que había que hacer y los resultados estuvieron ahí. Se dieron servicios a pequeños agricultores y nos acercamos a los pequeños núcleos rurales donde no había entidades de crédito. Siempre he buscado trabajar con honradez.

--¿Cuándo fue nombrado consejero de ETEA? ¿Qué le pareció que surgiera este centro de cultura y formación en Córdoba?

--Fue en los inicios del centro, pero yo no podía asumir tantas responsabilidades, pues la gestión de las explotaciones me llevaba todo el tiempo. Cuando fui unas cuantas veces a los consejos, por la falta de tiempo y porque no entendía mucho, lo dejé. Yo tenía que dedicar muchas horas al campo.

--¿Por qué triunfó el modelo de ETEA en Córdoba cuando se podía pensar que sería complicado por la estructura social de Córdoba?

--Hubo un gran equipo humano que luchó para que triunfara ETEA. Yo estuvo de consejero cuando Alfonso Castilla era vicepresidente, estaba Miguel Manzanares, entre otros.

--También ha estado relacionado con el Córdoba CF. ¿Cómo se inició su afición al fútbol?

--Me hice socio del Córdoba con 8 años en el bar La Estrella, que estaba cerca del campo de la Merced. No dejé de ir hasta que ya no podía. Fui vicepresidente y mis hijos fueron socios desde muy niños. De vicepresidente estuve de 1975 a 1979, con Ricardo Mifsut.

--Si tuviera que destacar un presidente en el Córdoba CF, ¿de cuál se acordaría?

--De Pepe Salinas, el padre de José Miguel Salinas. Pepe fue un gran presidente y se vivieron los mejores años del Córdoba CF, llegando a ocupar el quinto puesto en Primera División.

--¿Puede haber un Córdoba CF en Primera División?

--Debe haberlo, pero es muy complicado. El dominio de Madrid y Barcelona quita las ganas.

--¿Qué hace ahora un hombre que ha ocupado tan dispares responsabilidades o cargos en la sociedad cordobesa?

--Sigo yendo al campo todos los días que puedo con mi hijo Ricardo.

--¿Cómo ve la situación económica de la ciudad?

--Córdoba está en mal momento y levantar la crisis costará trabajo. En la economía española se abusó mucho del ladrillo.

--¿Y la compra de Cajasur por la caja vasca BBK?

--BBK es una gran caja. He seguido los ratios de la entidad y son muy buenos. Su gestión también es idónea. Creo que BBK va a hacer un gran banco en Córdoba para beneficio de Córdoba, de Cajasur y de su plantilla. Será una buena operación para Córdoba y para los empleados. Van a llevar Cajasur como hay que llevarla, con mucho trabajo y exigencia.

--¿A qué achaca que se frustrase la fusión con Unicaja?

--Cuando no se veía claro, algo debía suceder.

--¿Con qué crisis compararía la situación actual de España o ésta es peor que cualquier otra por su globalidad y efectos multisectoriales?

--No he conocido una crisis como ésta. Con los niveles de paro que hay, la juventud está desorientada, no sabe qué hacer porque no sabe dónde colocarse. A corto plazo los jóvenes lo tienen mal.

--¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

--Yo no me arrepiento del tiempo pasado, aunque no fue tan malo como el que se espera.

--¿Por qué el paro sigue siendo uno de los grandes problemas de Córdoba?

--La situación actual no la he visto antes. Es un gran problema el que tenemos encima. El desarrollo de Córdoba tiene que venir del turismo, de la agroindustria, que hay que apoyar.

--¿Qué puede aportar la capitalidad cultural de 2016 si Córdoba fuese elegida?

--Sería importantísimo por el desarrollo que puede tener para la ciudad. Hay que creer en este proyecto. Yo me lo creo, pues sería un gran avance. Debemos conseguir el reconocimiento.

--¿Qué le parece que empresas cordobesas que se habían consolidado durante décadas estén pasando ahora grandes dificultades?

--La responsabilidad es de muchos. Hay que ser un poco más humildes y trabajar de otra manera.

--¿Están los políticos a la altura de las necesidades de la sociedad cordobesa?

--Yo soy amigo de todos, por lo que no te puedo hablar mal.

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