La trayectoria de Arturo Pérez--Reverte ha estado rodeada por la polémica. En su libro Territorio comanche hacía una dura crítica de una compañera en TVE, Angela Rodicio, a la que llamaba la niña Rodicio y aireaba aspectos personales. Su entrada en la Real Academia de la Lengua tampoco pasó inadvertida, ya que se cuestionó su incorporación al considerarse una persona asociada a la literatura de consumo y no a la innovadora.

Recientemente decidía dimitir como comisario de la exposición sobre el bicentenario de la Constitución al cuestionarse los 174.000 euros que iba a recibir. "No me apetece más oír mi nombre en boca de gentuza de esa calaña", dijo en referencia a los que le criticaron. Su visión sobre la memoria histórica también se cuestionó tras una entrevista en El Mundo . Pérez Reverte aseguró que "aquí todos hemos sido igual de hijos de puta". También se las vio con Umbral, al que calificó de "muelle flojo" y habló de su "incultura camuflada".