--Su nombramiento ha sido una sorpresa y más en su caso porque no está afiliada al PSOE. ¿Pensó alguna vez que podría ser ministra?

--Nunca había pasado por mi cabeza la posibilidad de ser ministra del Gobierno de España. Yo estaba absolutamente feliz en la Consejería de Obras Públicas de la Junta y miraba mi trabajo hasta el final de la legislatura. Es decir, yo me hacía en Andalucía.

--¿Y mantiene usted que no se afiliará al PSOE?

--Ahora mismo ni me lo planteo. Nadie me ha pedido en ningún momento que me afilie al partido, pero me siento parte del proyecto socialista de Andalucía de Pepe Griñán y de España de José Luis Rodríguez Zapatero, proyecto que lo expresa un partido, con el que tendré lealtad plena y tendrá mi compromiso de trabajo. En el PSOE han sido todos muy respetuosos y generosos conmigo.

--¿Y cómo han encajado en el PSOE su nombramiento?

--He recibido innumerables llamadas de compañeros para darme la enhorabuena y para decirme que puedo contar con ellos. En la etapa en la que he estado en la Junta de Andalucía solo he recibido cariño, respaldo y apoyo por parte de los militantes del PSOE. Además, me siento como una más y así hacen sentirme.

--¿Qué supone para usted este paso en lo personal y en su carrera política?

--En lo personal soy consciente que cada paso que das en este terreno renuncioo un poco más a mi vida, pero también merece la pena darlo porque la política es un servicio a la ciudadanía, una responsabilidad, una oportunidad de servir a la sociedad, que es lo que me parece más importante.

--Además, se une que a usted le gusta la política.

--Me gusta en el sentido de la cercanía, de la proximidad con la gente y de la oportunidad que la política brinda para hacer cosas por los demás. De lo contrario, la política no tiene sentido. Los ciudadanos no se merecen la política de la confrontación, de la tensión constante... A través de la política se está cerca de las personas, conoces sus problemas, sus inquietudes, sus propuestas, sus iniciativas, sus alternativas, lo que sienten y lo que piensan, y todo eso lo proyectas en las decisiones políticas. Yo soy hija de la transición, y el diálogo, la participación, los acuerdos y el consenso son para mí las señas de identidad que viajan conmigo siempre en el quehacer político.

--¿Quién ha sido su mentor? Se habla del ahora vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, del ministro de Fomento y número dos del PSOE, José Blanco.

--Mi presidente Pepe Griñán fue la persona que me abrió las puertas y me otorgó una responsabilidad en el ámbito de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda. Es verdad que tengo muy buena relación de hace mucho tiempo con Alfredo Pérez Rubalcaba y con Pepe Blanco, pero no sé... Creo que el presidente Zapatero, cuando ha pensado en la formación del nuevo Gobierno, ha ido mirando qué personas podíamos en estos momentos impulsar la acción de gobierno desde lo que significa la austeridad, las reformas, la recuperación y la cohesión social, y ahí ha estado mi nombre.

--¿Por qué cree que Zapatero le ha llamado para su Gobierno?

--Supongo que quería contar con mi capacidad de trabajo, con mi entusiasmo y porque sabe que soy una mujer que no me achico ante la adversidad. La vida me ha puesto muchas veces a prueba, también en el terreno personal, y he tenido que saltar muchos obstáculo, pero no me achico y doy la cara.

--¿Qué puede aportar usted a este Gobierno?

--Quiero aportar mi mirada de mujer de izquierdas que soy, mi trabajo, mi lealtad, mi compromiso, mucho diálogo y entendimiento con las comunidades autónomas, con los colectivos y con las organizaciones que dependen de las competencias de mi ministerio.

--Parece entonces cierto que su fichaje es un guiño a la izquierda.

--Esto mismo me lo ha preguntado todo el mundo. El Gobierno está en el espacio del centro izquierda, un espacio que es amplio y que responde a muchísimos sectores de la sociedad y a amplísimas capas de la ciudadanía. Un guiño es siempre un gesto cariñoso, es un gesto de complicidad. Cuando se define mi presencia en el Gobierno de esta manera no me sienta nada mal.

--Aterriza usted en la última etapa de este Gobierno y de un presidente que ha sufrido un gran deterioro, y, además, se especula que se está preparando el relevo de la sucesión. ¿Cómo encaja usted en esta situación?

--Con absoluta normalidad. Cuando una persona asume formar parte de un gbierno es porque se siente cómoda, identificada con lo que se hace y se lleva a cabo. Y en este sentido tengo que decir que con este Gobierno se abren nuevos tiempos y una nueva etapa. He visto al presidente Zapatero con muchísima fuerza y con una determinación tremenda. Todo el mundo debe entender que a veces quien tiene la responsabilidad de gobernar debe tomar medidas que nunca le hubiese gustado aplicar. Claro que el presidente del Gobierno ha tenido que tomar medidas difíciles y duras que le han hecho sufrir, pero lo ha hecho sabiendo que era bueno para España. Cuando pasen unos años y miremos hacia atrás y veamos la situación compleja y difícil por la que hemos atravesado, nos daremos cuenta de que José Luis Rodríguez Zapatero hizo lo que debía hacer y que en ese momento pensaba en nuestro país. Por eso, este Gobierno va a hacer un grandísimo esfuerzo para explicar e informar desde la cercanía y la proximidad a los ciudadanos qué hacemos, por qué tomamos esas medidas, qué objetivos tienen esas medidas y de qué forma vamos a llevarlas a cabo.

--Hace años parecía que su trayectoria política estaba agotada salvo que se hiciera con las riendas de Izquierda Unida.